Europa lanza el satélite que medirá el deshielo con la mayor precisión

SOCIEDAD

El ingenio, que costó 140 millones de euros, sustituye a otro que se perdió hace cinco años en el despegue

08 abr 2010 . Actualizado a las 09:35 h.

Ni un glaciar, ni un iceberg, ni un solo hielo flotante del Ártico y, por supuesto, ninguno de los enormes bloques helados de la Antártida se escapará al radar del CryoSat-2 , el satélite más sofisticado jamás diseñado para el estudio del hielo en el planeta y que hoy será puesto en órbita por la Agencia Espacial Europea (ESA). Sus sensores detectarán a lo largo de los próximos tres años, con una exactitud sin precedentes, cualquier mínimo cambio que se produzca en las masas gélidas. Incluso es capaz de registrar ínfimas variaciones de 1,6 centímetros que puedan producirse de un año para otro en el espesor del hielo.

Es el regalo que desde hace tiempo espera la comunidad científica para poder establecer con la mayor precisión posible sus modelos de cambio climático. O lo que es lo mismo, responder con la mayor certeza científica a las grandes preguntas cuya respuesta se ofrece ahora de forma parcial, bien por las mediciones de otros satélites -aunque ninguno habilitado específicamente para medir los hielos- o por otro tipo de registros: «¿Cuál es el grado actual de derretimiento de los polos?, ¿a qué ritmo se produce el deshielo? o ¿cuál es el incremento esperado del nivel del mar por el calentamiento global, cifrado ahora en tres milímetros por año?

«Comprobaremos realmente y en qué medida si el aumento de las temperaturas por el calentamiento global está provocando un deshielo y cómo afectará al aumento del nivel del mar», explica el ingeniero gallego José A. Sobrino, que participó en la gestación del proyecto CryoSat-2 , que hoy tomará cuerpo con el lanzamiento al espacio desde la estación espacial rusa de Baikonur de un ingenio que ha costado 140 millones de euros.

Más importante

La Agencia Espacial Europea cruza los dedos por el éxito de la misión. Difícilmente encajaría otro fracaso, sobre todo si se tiene en cuenta que el primer satélite de estas características, el CryoSat-1 se estrelló el 8 de octubre del 2005 poco después de su despegue debido a un error de programación con el cohete que lo transportaba.

«El proyecto es ahora probablemente más importante que hace cinco años», explica Volker Liebig, director de programas de Observación Terrestre de la ESA. De hecho, los datos que los científicos han aportado en los últimos años son poco halagüeños: la capa de hielo se redujo más de lo que había pronosticado el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y el Polo Norte incluso podrá ser navegable en verano en menos de dos decenios.