El reportero de la BBC que mató a su ex pareja revela el nombre del fallecido

Efe

SOCIEDAD

El periodista, de 70 años, fue interrogado como sospechoso de asesinato por haber asfixiado a su amante, quien padecía de graves dolores a causa del sida.

22 feb 2010 . Actualizado a las 23:36 h.

Ray Gosling, el veterano periodista de la BBC que confesó que ayudó a morir a su pareja, reveló a la policía el nombre de su compañero, pese a haber asegurado inicialmente que no lo haría.

El reportero freelance, de 70 años, estuvo retenido durante un día y medio en la comisaría de policía de Nottingham (norte de Inglaterra) para ser interrogado como sospechoso de un delito de asesinato.

Aunque Gosling fue puesto en libertad provisional hace cuatro días, deberá acudir de nuevo a comisaría en abril próximo.

Gosling reabrió el debate en el Reino Unido tras admitir, en un programa emitido la pasada semana por la televisión pública británica, que en el pasado asfixió con una almohada al que entonces era su compañero, quien padecía grandes dolores a causa del sida.

El periodista británico explicó que había llegado a un acuerdo con su amante, cuyo nombre no facilitó entonces, para actuar de la manera en que lo hizo, si se incrementaban los dolores y el sufrimiento.

«Una vez maté a alguien... Era mi amante y tenía sida. Cogí la almohada y le asfixié con ella hasta que murió y no me arrepiento.

Hice lo correcto», confesó Gosling en el documental.

Aunque omitió cualquier dato o precisión sobre el lugar y el momento en que sucedió, el reportero explicó que su pareja se encontraba hospitalizado y que los médicos le habían asegurado que ya no podían hacer nada más por él.

«Le pedí al médico que me dejara con él un momento. Se fue, volvió y al regresar le dije que se había marchado. Nunca se volvió a mencionar nada más al respecto», indicó.

Gosling justificó su acción diciendo que, «cuando se quiere a alguien, es duro verle sufrir» y admitió que tenía sentimientos «contradictorios» sobre la eutanasia.

«Ahora es el momento de compartir un secreto que he guardado durante mucho tiempo», señaló el periodista, quien afirmó que su acción no le parece «un delito».

Asistir o inducir la muerte de otra persona es ilegal en Inglaterra y Gales, en virtud de una ley sobre suicidio que data de 1961 y que establece penas de cárcel de hasta catorce años.