La superficie de eucaliptos se triplicó en 50 años en las Fragas do Eume

SOCIEDAD

El bosque autóctono atlántico, uno de los mejores conservados de Europa, ha perdido un 20% de su territorio

08 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Es uno de los mejores, sino el mejor, bosque atlánticos costero de toda Europa. Un tesoro de la naturaleza. Y lo sigue siendo, solo que ya no es lo que era. El paisaje de ribera de avellanos y alisos, que esconden especies únicas de helechos, se ha recortado en 48 kilómetros y el bosque autóctono de macizos frondosos ha perdido 647 hectáreas. Es como si desapareciesen por completo las islas Cíes y Cortegada juntas. Esta radical transformación, acuciada por una severa fragmentación de las masas boscosas y una importante pérdida de hábitats, es la que han sufrido las Fragas do Eume en los últimos cincuenta años.

Este ecosistema único en Europa y declarado parque natural en 1997 ha perdido en las últimas cinco décadas una quinta parte (19,6%) de su bosque autóctono. El diagnóstico se recoge en una investigación realizada por el departamento de Biología y Geología de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid encabezada por los investigadores gallegos Alberto L. Teixido y Luis G. Quintanilla. Las conclusiones del análisis paisajístico de los cambios observados en la zona entre los años 1957 y 2003 acaban de ser publicados en la revista internacional Journal of Environmental Management .

A menos

Los impactos que han contribuido al cambio del paisaje son varios, pero por encima de todos hay uno con nombre propio: la progresiva y desaforada plantación de eucaliptos. El dato es demoledor: en cincuenta años, la superficie de las fragas dedicadas a esta especie se ha triplicado, para pasar de las 615,3 hectáreas que se habían detectado en 1957 a las 1.829,7 registradas en el 2003, lo que supone un incremento de un 197,4%. O, dicho de otra forma, mientras que el espacio ocupado por los eucaliptales suponía hace cinco décadas solo un 6,9% del total de la superficie del parque natural, el porcentaje se ha elevado ahora a un 20%.

Si este es el panorama general que afecta al conjunto de las Fragas do Eume, el mayor daño en cuanto a pérdida de biodiversidad se ha observado en uno de sus ecosistemas más valiosos y característicos, los bosques de ribera. La vegetación típica que bordea y recorre el Eume y sus ríos tributarios se ha recortado en 48 kilómetros, lo que significa una pérdida de un 33,9% con respecto a los años cincuenta. El ecosistema ribereño bien conservado se extendía antaño por una red de 141 kilómetros, que ahora se reduce a 93,6. La deforestación del entorno del cauce fluvial es otra de las amenazas, ya que se ha incrementado en un 41,4% en el mismo período. De igual modo, la fragmentación de los espacios de valor ecológico se ha agudizado.

El impacto del embalse

A diferencia de lo que ocurre en el conjunto de las Fragas do Eume, las plantaciones de eucalipto no han sido la principal amenaza para los bosques de ribera, sino la construcción de un gran embalse, finalizado en 1960, que supuso un cambio brusco en la distribución espacial de la vegetación ribereña. Pese a ello, este ecosistema sigue manteniendo un enorme valor.