Siete de cada diez pacientes psiquiátricos en Ferrol sufren trastornos asociados al mal uso de la Red
01 feb 2010 . Actualizado a las 11:00 h.Mal utilizados, Internet, chats, videojuegos y hasta los móviles tienen un componente adictivo que está empezando a causar estragos sociales. Las víctimas, una vez más, son los más débiles: los jóvenes.
El problema es que ni ellos ni sus padres suelen ser conscientes del peligro, que sí pone en alerta a psicólogos y pedagogos. Informes de referencia sitúan en torno al 12% el riesgo que tienen los jóvenes gallegos de desarrollar una adicción vinculada a las nuevas tecnologías. El Estudio epidemiológico sobre adicciones del catedrático de Psicología Clínica Elisardo Becoña (Universidade de Santiago) precisa en un 12,7% el riesgo de adicción a Internet en el medio urbano gallego (con Vigo como referencia), por encima del 11% que señalan los informes elaborados por la asociación Protégeles para el Defensor del Menor.
El cibersexo, la conexión compulsiva a la Red o el juego on-line atrapan con facilidad, pero también hay adolescentes que se enganchan al móvil, hasta el punto de que el 38% de los alumnos de bachillerato admiten sentir ansiedad cuando se ven privados de él.
Pero los estudios han dado paso a la fase clínica de un problema conocido técnicamente como desorden de adicción. Siete de cada diez pacientes del área de Psiquiatría del hospital Arquitecto Marcide de Ferrol sufren trastornos asociados a Internet. Y su responsable, Antonio Núñez, cifra en 20.000 el número de afectados en la ciudad y su entorno.
Los expertos distinguen entre la adicción pura a Internet o al móvil y aquellas patologías clásicas que encuentran en la tecnología actual un vehículo nuevo. Así, eBay sustituye al comercio en las compras compulsivas, como la página de contactos al prostíbulo y la apuesta on-line al casino o al bingo. Estos adictos acaban en centros específicos. En la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (Agaja) hay siete personas a tratamiento en relación con Internet.
Juan Lamas, pedagogo y director terapéutico de Agaja, explica que la clave está «en la pérdida de control. El adolescente con problemas en casa se refugia en Internet, donde crea una vida paralela. Ahí nace el abuso del chat, el juego o las páginas pornográficas, y hay que pensar que el 80% de los adolescentes de 14 a 21 años usan Internet para chatear o jugar». Tras la adicción tecnológica aparece «el síndrome de abstinencia -prosigue-, con depresión, fatiga, ansiedad y, a veces, diarreas y vómitos». El tratamiento se apoya en «fármacos recaptadores de la serotonina».