Un bocata de sardinas gana el concurso de tapas de diseño

Violeta Molina

SOCIEDAD

Los miembros del jurado destacaron que la tapa ganadora es compleja, «absolutamente intensa», «una explosión primaveral» con muchos sabores.

27 ene 2010 . Actualizado a las 19:57 h.

Un bocadillo de sardinas que recoge la tradición de la vendimia de Tenerife y apuesta por una vanguardia avinagrada y afrutada, obra del cocinero Armando Saldanha, ha ganado el VI Concurso de tapas de diseño de Madrid Fusión.

«La tapa es la forma más divertida de comer porque puedes probar muchas cosas y siempre viene acompañada de una cerveza o una copa de vino», ha indicado a Efe el chef del restaurante tinerfeño Amaranto, que el año pasado ya ganara en la cumbre gastronómica el reconocimiento al mejor bocadillo de autor. Claro está que lo suyo es el pan.

Su tapa, bocadillo de sardinas con tomate, naranja, orégano y cebolla de guayonje, estaba inspirada y dedicada a la vendimia de Canarias, lugar en el que descubrió la combinación perfecta para que ese pescado azul le gustara.

La culpa la tuvo un bocadillo tradicional del norte de Tenerife, con cebollas dulces de guayonje, orégano de la montaña y un vinagre macho hecho con los vinos viejos de la isla.

Tanto le gustó que decidió hacer una versión tapa, muy colorida y con la capacidad de que su sabor permanezca en el paladar.

Su aportación a la propuesta es la salsa, una suerte de homenaje, que consiste en una vinagreta de tomate, naranja y orégano que le hacía su abuelo cuando él era un niño para camuflar el sabor de los pescados.

Los miembros del jurado destacaron que la tapa ganadora es compleja, «absolutamente intensa», «una explosión primaveral» con muchos sabores.

Un año más, la delicia de lo mínimo ha tenido su lugar en la VIII edición de Madrid Fusión que, al igual que los grandes cocineros, no puede hacer sino rendirse al poder arrebatador y minucioso de las tapas.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. La tapa es filosofía popular hecha gastronomía. Un abanico de sabores, sí, pero en pequeñas cantidades para poder seguir degustando con ánimo y apetito.

Como ha explicado el chef de La Moraga y miembro del jurado, Dani García, la tapa es una forma de vivir, de comer diferente, una manera conceptual y filosófica de entender la cocina en la que «cabe todo».

Por contra, el presidente del jurado y crítico gastronómico Carlos Maribona ha sostenido que una tapa es aquello que puede comerse con una sola mano y que las degustaciones que incluyan cubiertos «rompen el esquema» de la tapa y entran en el terreno de la cocina en miniatura.

Al margen de términos conceptuales, más de un miembro del jurado se ha chupado literalmente los dedos con las pequeñas propuestas gastronómicas evaluadas. Usar las manos para comer es lo que tiene.

En el VI Concurso de Tapas de Diseño participaron siete cocineros que hubieron de elaborar propuestas que tuvieran un maridaje óptimo con determinados tipos de cerveza.

Además del bocatita de sardinas, el jurado degustó polvorón de huevos con beicon ibérico, queso fresco con manzana gratinada y mousse de pote asturiano, toffe de cebolla con bacalao, revuelto de morcilla con huevos de perdiz y piñones castellanos, callos de pisín con huevo escalfado y chips de beicon y una tortilla de bacalao que, de tan original, se llevó una mención especial.

El jurado, presidido por el crítico gastronómico Carlos Maribona, estuvo compuesto por los cocineros Paco Roncero y Dani García y las periodistas Eva Perales, Marta Fernández y Rosa Conde.