«No es una casualidad. Hay una probabilidad de diez millones contra uno de que sea por azar», insistió la investigadora de la Fundación Pública de Medicina Genómica, que aludió a un análisis por zona que abarcó en un principio 100 genes y al final 16.
Tras descartar 16 formas conocidas de ataxia -existen unas 30 ataxias del tipo dominante, denominadas SCA-, y el análisis de infinidad de casos, los investigadores llegaron a la conclusión de que esta mutación podría afectar al 60 por ciento de los gallegos que sufren ataxia y que no padecen alguna de las variantes conocidas.
De hecho, continuó Arias, «de momento no hay constancia de una familia no gallega con esta mutación», lo que no quiere decir que no haya un francés o un argentino que la padezca que, de suceder, posiblemente tenga ascendientes de esta zona gallega, precisó.
Ésta es la razón por la que Sobrido lanzó un mensaje tras la integración de la investigación clínica, de exploración y neurológica, financiada por la Xunta y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, y es la importancia para avanzar en el diagnóstico y en su solución de que los investigadores continúen en plataformas como el Centro Genotipado, concluyó.