Fieles y jóvenes ávidos de fiesta compartieron en Muxía una romería da Barca multitudinaria

La Voz

SOCIEDAD

14 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Todos cuantos ayer se acercaron hasta Muxía coincidieron en que la localidad vivió estos días las Festas da Virxe Barca más multitudinarias de todos los tiempos. El municipio se llenó de miles de devotos que tuvieron que compartir los alrededores del famoso santuario con un número incalculable de jóvenes con un único objetivo: fiesta. Por eso, ayer, día grande de la romería, no era extraño ver cómo fervorosos fieles y chavales con demasiado alcohol en el cuerpo y las copas todavía llenas en la mano aunaban esfuerzos para que la Pedra de Abalar abalase una vez más.

El bamboleo de la roca, que no todos lograron, compartió protagonismo con la Pedra dos Cadrís y sus supuestos efectos curativos, pero también con toneladas de basura que dejaron por toda la localidad los chavales que ayer por la mañana continuaban celebrando un multitudinario botellón que había comenzado ya el sábado por la tarde. Así que, mientras las cuadrillas de limpieza del Concello se afanaban en retirar los restos de la fiesta, vecinos de toda Galicia intentaban entrar en el municipio y aguantaban con paciencia colas interminables que en más de una ocasión superaron los cinco kilómetros de longitud.

Paciencia infinita para hacerse un hueco en la zona del santuario y asistir a la misa de campaña, acto central del día. Fue una eucaristía vigilada de cerca por muchos de los 60 voluntarios de Protección Civil que desde el viernes han trabajado a destajo. Tanto que no eran capaces de ni recordar cuántas horas llevaban al pie del cañón y mucho menos de dar una cifra exacta de los comas etílicos y borracheras que habían tenido que atender durante toda la noche del sábado. «Demasiados, pero ningún tan grave coma para que non repitan», decía resignado uno de los voluntarios. Incluso tuvieron que dispersar alguna que otra pelea que podría haber acabado en batalla campal.

El sol también jugó malas pasadas y fueron muchas las lipotimias atendidas en el hospital de campaña habilitado para la ocasión, al que incluso fue llevado un visitante con un ataque de epilepsia. Esa fue la cara amarga de unas fiestas que salieron a pedir de boca y que todavía continuarán a lo largo del día de hoy. Volverá a haber alboradas y pasacalles, misas y procesión, y las orquestas Salsa Rosa y París de Noya pondrán el punto final.