Más de la mitad de los españoles padecen el síndrome posvacacional

Borja Vázquez

SOCIEDAD

Los psicólogos sugieren un cambio en el calendario laboral que permita compaginar el trabajo y lo personal

31 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Las vacaciones se acabaron y toca volver a la dura realidad. Unos lo llevan mejor, otros peor y estos últimos son mayoría. Seis de cada diez españoles reconocen sufrir leves depresiones y síntomas como irritabilidad, tristeza, insomnio, dolores de cabeza, alteraciones en el apetito o desmotivación. Están bajo los efectos del síndrome de estrés posvacacional (SEP), según un estudio elaborado por la empresa especializada en recursos humanos Randstad, unas de 1.600 personas de toda España.

El trastorno se ha hecho popular en los últimos años, pero las principales catalogaciones clínicas internacionales no lo reconocen como una enfermedad. Hay autores que lo consideran un desajuste normal, transitorio y pasajero. El organismo se acomoda a la tranquilidad y el descanso y necesita un período de adaptación al entrar en contacto con la actividad laboral. Es en ese proceso de adaptación cuando, si no se realiza adecuadamente, pueden surgir algunas molestias que en ningún caso pueden considerarse una patología.

Para Carlos Monfort Vinuesa, psicólogo y profesor de la Universidad San Pablo CEU, considerarlo como una enfermedad es exagerado. Es, repite, un trastorno transitorio y solo en algunos casos muy excepcionales podría tratarse de algo más serio, revelador de diferentes problemas personales que poco tienen que ver con el fin del descanso vacacional. A su juicio, actualmente está de moda poner etiquetas a todo y, en ocasiones, el fastidio de volver al trabajo y la rutina diaria se disfraza de síndrome de estrés posvacacional. Cuando se entra en esta situación, los expertos aconsejan, si fuese posible, cambiar de trabajo o encontrar nuevas motivaciones personales que palíen la insatisfacción laboral.

Más allá de las circunstancias personales de cada quien, el modelo sociolaboral español -muchas horas y escasa flexibilidad para conciliar la vida personal y familiar- tiende a quemar al trabajador.

Por eso, «urge realizar en España un cambio en el calendario laboral que permita compaginar el trabajo y lo personal», asegura Carlos Monfort. «En el mundo laboral español prima mucho el facetime, quedarse en el trabajo hasta que me vea el jefe, no vaya a ser que piense que no produzco», añadió, refiriéndose a la laxitud de criterios a la hora de evaluar la tarea desempeñada, al primar más las horas invertidas que la calidad de la labor realizada.

Desconectar en vacaciones «no supone olvidar que a la vuelta de las mismas tenemos que reincorporarnos a nuestro trabajo y vida diaria con todo lo que ello supone; horarios, atascos, rutinas, obligaciones y responsabilidades», precisa el psicólogo.