«Ponme algún percebe máis que patacas». El hombre se lo pedía a Cartón, uno de los miembros de la cofradía de Corme que ayer abandonaron el mar para ponerse detrás de la barra y servir a las 6.000 personas que se acercaron a esa parte de la Costa da Morte para acudir a la Festa do Percebe do Roncudo. Al igual que el resto de sus compañeros de faena, el improvisado camarero era como un Tom Cruise galaico. La diferencia es que su película, en lugar de Cocktail, podría haberse llamado Mariscada o, mejor, Percebada. La habilidad con el plato inundado de cachelos y percebes la mostró Cartón y el resto de sus compañeros, que lograron despachar en pocas horas 1.200 kilos del crustáceo.
Puede que el año que viene hasta Tom Cruise pruebe al rey de O Roncudo, incluso aunque no cruce el charco para venir a Galicia. Podría hacerlo porque la cofradía ya se ha entrevistado con la Consellería de Pesca para plantearle la idea de comercializar el percebe por Internet. La idea es de O Roncudo para el mundo.
Pero por ahora, ayer hacerse con una ración era como una suerte de gincana. Primero había que aguantar, con paciencia, la caravana de coches que, según los agentes de la Guardia Civil, en algún momento alcanzó los diez kilómetros llegando al cruce hacia Ponteceso. Luego había que sortear a los peñistas, obstáculos humanos con camisetas de colores que bailaban al ritmo de la charanga.
En el muelle, un camión de bomberos que acompañaba a otra comparsa regaba a los que se acercaban y a los que aguardaban en la segunda cola, la de comprar el vale para probar al protagonista de la fiesta. «Mira, mira, que hay mucha gente que viene a pedir empanada y luego se mete en la parte de adelante de la cola», comentaba un joven de Burgos, que ya había estado en Corme antes. «Con el Prestige, cuando estaba en el ejército».