Controversia por el cura de Miami que rompió el celibato

Tatiana López

SOCIEDAD

12 may 2009 . Actualizado a las 20:24 h.

Hasta hace poco, el padre Alberto Cutié era conocido en EE.?UU. como el cura Oprah. El título, un claro guiño a la presentadora más famosa del país, se lo había ganado este párroco gracias a su programa de televisión en la cadena Univisión, Hablando claro al alma, y en el que cada semana aconsejaba cómo llevar una vida más cristiana. «El diablo vive cerca de nosotros», era una de sus frases más repetidas. Un eslogan que él mismo podrá aplicarse a partir de ahora, después de que una revista del corazón lo sorprendiera hace unos días besando y abrazando a una madre soltera. La noticia, que precipitaba la expulsión de Cutié de su parroquia en Miami, conseguía volver a golpear a una Iglesia norteamericana tocada seriamente a consecuencia de los escándalos de pederastia y que, a partir de ahora, deberá bregar además con la eterna polémica del celibato, sobre todo después de que Cutié se haya negado a colgar sus hábitos.

«Siento mucho todo el dolor que estas fotos hayan podido generar a mis seguidores [?] pero no pienso disculparme por haberme enamorado», aseguró hace poco el antiguo telepredicador, que a sus 40 años podría dejar para siempre la soltería.

Aunque no es la primera vez que un cura católico defiende su derecho a contraer matrimonio, la enorme popularidad que Alberto Cutié tiene en Estados Unidos, donde millones de personas siguen sus misas televisadas, ha conseguido sembrar una brecha entre la comunidad católica hispana.

Es más, según el periódico local, el Miami Herald, al menos un 80% de los seguidores de Cutié siguen considerando en estos momentos al párroco como una figura favorable, mientras que un 74% apoyan que los curas tengan derecho a casarse y tener hijos.

Unos datos que, sin embargo, no han conseguido cambiar la postura de la Iglesia católica al respecto, cuya jerarquía volvía ayer a emitir un comunicado en el que se reafirmaba en la prohibición de que cualquier siervo de Dios contraiga matrimonio y ejerza el sacerdocio a la vez.