«Los logros de la Fundación Vicente Ferrer no son ningún milagro»

Roberto Carlos Miras

SOCIEDAD

La mujer del ex jesuita habló recientemente de su libro autobiográfico, «Un acto de amor», que narra el trabajo del matrimonio en favor del desarrollo de la India

23 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La Fundación Vicente Ferrer es una oenegé para el desarrollo radicada en una de las zonas más pobres y necesitadas de la India, Anantapur, y de una de las comunidades más excluidas del planeta, los dálits o intocables, los grupos tribales y otras castas desfavorecidas. La Fundación Vicente Ferrer gestiona el programa de desarrollo integral más innovador y revolucionario de la historia de la India. Busca soluciones a largo plazo con vocación de continuidad con el objetivo de conseguir la autosuficiencia de cada pueblo. Anna Ferrer, directora de programas de la fundación y compañera y esposa del misionero desde hace más de treinta años, concedió esta entrevista hace unos días, antes obviamente del ictus que sufrió el misionero, para hablar de un libro autobiográfico, Un pacto de amor. Mi vida junto a Vicente Ferrer (editorial Espasa).

-¿Por qué ahora este libro?

-Vicente y yo llevamos 40 años en Anantapur. Cuando nos conocimos, yo era una joven periodista que trabajaba en Bombay y él un famoso jesuita. Se cruzaron nuestros destinos y empezamos aquí [en Anantapur] con las manos vacías, para acabar levantando lo que hay ahora. Es una bonita historia. Es la historia de muchas vidas: las nuestras, las de las familias de los pueblos... Si nadie las escribe, las historias y las anécdotas se olvidan. Y, ¿quién podía hacerlo? Yo. Me ha llevado casi cuatro años escribir este libro.

-¿Qué queda de esa chica que nació en Essex (sureste de Gran Bretaña) en 1947?

-Nada (se ríe). Nací en Gran Bretaña y, por lo tanto, los genes que llevo dentro son ingleses, pero yo soy india.

-Indira Gandhi dijo: «El padre Vicente Ferrer se irá al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India» ¿Le ha sucedido a Anna Ferrer?

-Son dos historias distintas. Él se marchó unos meses, pero yo me quedé en Bombay. Por aquel entonces ni siquiera estábamos casados.

-Por su experiencia, ¿haría suya aquella frase de Gandhi: «La India está en los pueblos»?

-Totalmente. Siempre se ha dicho que el 80% de la población india está en el campo y el otro 20% en la ciudad. Hoy en día la proporción no es tan exagerada, pero los pueblos siguen siendo la raíz de la India. Y ahí es, precisamente, donde más hemos de trabajar.

-¿Cómo ha sido año tras año encontrarse con unas tradiciones que no son la suyas?

-Dicen que la India es un país que amas o que odias. Yo lo amo. Desde el día en que llegué me he sentido como en casa. No tuve dificultad para adaptarme, aunque lo que sí me asustó desde un primer momento fue la discriminación de la mujer. Era una exclusión siempre presente; en las conversaciones, en la actitud de la gente, en la mente de las personas. La situación de la mujer india mejora, pero hay que trabajar paso a paso, aún queda mucho por hacer.

-¿Hablar de Vicente y Ana Ferrer es «esperar un milagro»?

-Mientras escribía el libro, mucha gente me preguntaba por qué no lo titulaba «Espera un milagro». Sin embrago, cuando pienso en los 40 años que llevamos aquí me viene a la cabeza el esfuerzo y el trabajo realizado. Todo esto, los logros de la Fundación Vicente Ferrer, no son un milagro, es el fruto de mucho esfuerzo y dedicación.

-¿En Occidente tenemos una idea equivocada de ese país llamado India?

-En la India hay muchos estados, idiomas, religiones... La diversidad cultural es inmensa. Al contrario de lo que pueda parecer, dentro de esta gran complejidad, desde la independencia en 1947, la democracia en la India funciona muy bien.