Del Kodak Theatre a Guitiriz

SOCIEDAD

La firma Stua, premio nacional de Diseño, es una apuesta por la excelencia: 12 piezas en 25 años. La Voz rastreó su pista desde la gala de los Oscar hasta el concello lucense

24 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando Jesús y su hijo Jon Gasca se sacaron de la manga el proyecto de la silla Gas, hoy un icono mundial del diseño, compraron un fardo de tela de red para hacer el asiento y se pararon a pensar. Pensaron y volvieron a pensar hasta que un día, tras muchas comeduras de coco, decidieron que la idea era redonda. Entonces recuperaron la vieja factura para comprar más red y se sorprendieron con un pequeño detalle: habían pasado 14 años. Stua cimentaba de esta manera, sin prisa, unos postulados de calidad que lo llevarían al Kodak Theatre para acomodar a grandes estrellas de Hollywood.

Jesús Gasca fundó Stua en Guipúzcoa, en 1983. En 25 años ha diseñado únicamente 12 piezas. Inusual en tiempos de frenesí productivo, pero suficiente para que el Juan Rulfo de la ingeniería mobiliaria fuese reconocido este mes con el Premio Nacional de Diseño en la categoría de empresas «por ser capaz -dijo el jurado- de crear productos sobrios, depurados y esenciales al servicio de los usuarios».

«Es verdad que nuestro planteamiento no es habitual -admite Jon Gasca, ingeniero como su padre-, pero fabricamos con la idea de que todo el tiempo que se invierte en diseño está bien invertido. Queremos muebles para cien años que se conviertan en clásicos. No tratamos de ser grandes; solo buenos».

Por eso tardaron dos años en fabricar su primera pieza, la mesa Deneb, ya en el característico estilo nórdico de la firma. Desde entonces, el éxito llama a su puerta. Por la silla Globus, con el respaldo en forma de globo, hay puñetazos en Estados Unidos, donde ya es icono. Stua exporta hoy a medio mundo el 55% de lo que produce y sus diseños marcan tendencia desde el Museo de Arte de Milwaukee, de Santiago Calatrava, hasta el Chillida Leku. Durante la inauguración de este, el canciller Gerhard Schröder dejó atónitos a los asistentes con un inesperado: «¡Huy, la silla Egoa!».

Pese a la disidencia germana, la más conocida en todo el mundo es la silla Gas. Nokia se la llevó a Finlandia tras valorar sus componentes reciclables y los procesos ecológicos de fabricación, y Microsoft colocó dos mil en las Torres Petronas de Malasia, donde tiene varias plantas de oficinas. No es la mayor remesa. En el edificio más alto del mundo, el Burj Dubai (unos 800 metros y aún sin acabar) funciona ya el centro comercial más grande del hemisferio sur, con 2.122 sillas Gas.

Mientras, a siete mil kilómetros de los Emiratos Árabes Unidos, ajenos a los caprichos del azar, pocos de los seis mil habitantes del concello lucense de Guitiriz saben que tienen el honor de acomodar posaderas sobre la premiada silla Egoa cada vez que acuden a la Casa Habanera, foco cultural de la villa. Distribuidas por Tecam, estas piezas aparecen también en hoteles de la comunidad, como el Ego, en Viveiro (silla Egoa), o los coruñeses Moon (taburete Onda) y Eurostars (silla Gas).