La Expo cierra con cinco millones de visitas y las expectativas cumplidas

Jorge Vogelsanger

SOCIEDAD

15 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Después de 93 días, la Exposición Internacional de Zaragoza llegó anoche a su fin con una ceremonia de clausura presidida por los Reyes, y en la que se dio a conocer la Carta de Zaragoza, un documento acordado por todos los participantes, un decálogo sobre el uso sostenible del agua en el mundo.

En la clausura, el Rey pidió que eventos como la Expo animen «a acometer juntos nuevos proyectos que nos sirvan de estímulo para construir unidos una España siempre mejor».

Con un balance de más de cinco millones de visitas, en la recta final, la Expo recibió un auténtico aluvión de visitantes. «De repente, a la gente le entró la prisa y el miedo a quedarse sin poder venir», resumía este fin de semana uno de los voluntarios del evento. La muestra recibió alrededor de un millón de visitas menos que las calculadas inicialmente. Pero los objetivos de la Expo se cumplieron. Durante tres meses, más de cien países presentaron sus recursos hídricos y su política de gestión de aguas. La idea era concienciar al público sobre uno de los grandes desafíos de la humanidad como es la gestión de un elemento vital pero cada vez más escaso en el mundo: más de 1.200 millones de personas en las zonas más pobres del planeta no tienen acceso a agua potable, lo que según la ONU causa 6.000 muertes al día. Las víctimas, en su mayoría, son niños.

Una de las críticas que recibió el evento fue que parte de los pabellones recordaban más bien a una feria de turismo. De hecho, algunos se asemejaban a una bazar, con puestos en los que se vendían desde artesanía hasta alfombras. Otro punto que disgustó a muchos visitantes del recinto, a orillas del río Ebro, fueron las largas colas. Las filas para entrar en pabellones como el de España llegaron a superar las tres horas de espera. «Son problemas que no tienen arreglo», reconoció el presidente de la Expo, Roque Gistau. Excelentes críticas recibieron, en cambio, las actuaciones y los conciertos programados.

Y para Zaragoza, el evento fue todo un éxito. Antes, los setecientos mil habitantes de la quinta ciudad más poblada de España vivían de espaldas al río más caudaloso del país. La Expo, sin embargo, hizo que la capital de Aragón se abriese al Ebro como si se tratase de su «calle mayor». «En algunas cosas hemos adelantado 15 años y otras sin la Expo no las hubiéramos tenido nunca», dice el alcalde, el socialista Juan Alberto Belloch. Zaragoza recuperó las riberas del Ebro, que ahora acogen paseos peatonales, zonas verdes y carriles-bici, amén del parque del Agua, sobre una superficie de 125 hectáreas dispondrá de jardines, playas y baños termales. Gracias a un azud, el río incluso se ha hecho navegable para embarcaciones de recreo. Y con nuevos puentes, como el del Tercer Milenio, se ha cerrado el llamado tercer cinturón de ronda de la ciudad.