«Muito espanhol, pouco dinheiro»

SOCIEDAD

Miles de turistas invaden los miércoles la feria de Valença do Minho, pero los vendedores se quejan de que la crisis se nota, y que muchos van solo a mirar

07 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Aunque esté en otro país, la feria de los miércoles en Valença do Minho es un atractivo más a la hora de vender Galicia como destino turístico: a tiro de piedra de Vigo, un mundo de ofertas en textil, ferretería, género de distintas calidades e incluso avestruces.

Y si el cielo se encapota en el litoral galaico, como ocurrió ayer, entonces la invasión española está asegurada, la conquista sin violencia de toda una ciudad que arranca a primeras horas de la mañana y que termina, pacíficamente, para la merienda.

Pero los de Valença no andan muy contentos de un tiempo a esta parte. Esa situación a la que Zapatero tardó en llamar «crisis» se deja notar en las ventas, y las caras de los ambulantes se alargan cuando se les pregunta si hacen caja: «Muito espanhol, pouco dinheiro», dice José Manuel, que llega desde Gimaraes para vender su textil.

Y no es que los precios estén por las nubes, ni mucho menos, pero la gente mira, pasea y deja la cartera quieta.

En un puesto de ropa deportiva, la sensación son las camisetas con el nombre de Cristiano Ronaldo, que cuestan doce euros. Justo enfrente, ofrecen alambiques de cobre para que uno pueda dedicarse a destilar en casa.

La mochila de Spiderman sale por quince euros, pero una señora de Tui la saca por doce. Si hubiera seguido regateando, se la llevaba por diez. Susana, que llega a Valença cada miércoles desde Famaliçao, te vende una pareja de avestruces por 150 euros. Según dice, tienen doble utilidad: si las sueltas en una finca llena de hierbajos, acabarán con todo. Y, cuando terminen, las ejecutas y te comes su carne, que tiene bastante buena crítica.

Las toallas a seis euros el kilo son un clásico. Pero ojo, no todo lo que se vende en Valença es made in Portugal, es lo que tiene la globalización. Examinando etiquetas, se encuentra género de Valencia (la de España) y mucha imitación auténtica de China. Zapatos «a escolher», cinco euros; tres bandejas para el horno, diez; un gallo de Barcelos, otros cinco euros. Quienes venden el gallo, Carlos y María dos Anjos, también son de la opinión de que no se vende una escoba, y de que la cosa va a peor.