Caetano Veloso silabea la música de Brasil en la plaza de la Quintana

Camilo Franco

SOCIEDAD

El concierto se convirtió en un ?repaso de la samba, ?la «bossa nova» y el homenaje a Gilberto Gil

22 jul 2008 . Actualizado a las 02:32 h.

Cuando la Berenguela tocó la única campanada de las diez y cuarto, Caetano Veloso ya había puesto a la gente en pie una vez, nada más salir, sin decir nada, sin tocar la guitarra. Le bastó con sonreír, y la concurrencia, que en cuanto a número se quedó corta (por debajo de los tres mil), ya le agradeció la presencia.

No bien se sentó, el cantante comenzó con su suave silabeo de las cosas del amor y, a pesar de que en los primeros momentos ya fue tocando algunas de las canciones que se han quedado como clásicos de la música brasileira, tal como esa frase que asegura que la tristeza es señora, el público no se quiso animar hasta el Cucurrucucú paloma. Minutos antes, Acetona habló para explicar: «En Galicia falo en portugués porque o noso idioma é o galegoportugués».

Veloso se entretuvo en contar algo de la historia de Ari Barroso antes de sorprender a la audiencia pasándose a la canción francesa haciendo con toda la suavidad del Atlántico brasileiro una versión de La mer . La canción marcó un punto para que Acetona se volviese más íntimo aprovechando que quizás nunca se había dado antes tanto silencio en la Quintana hasta que la campana decidió cantar las once y el músico tuvo que hacer un juego de repeticiones para salvar el poder grave de la Berenguela.

Luego llegó Eu sei que voute amar con su falsete incluido y la parte de la progresía que todavía permanecía en silencio decidió gritar y corear las siguientes, para que luego digan que los espectadores gallegos son algo fríos. Nadie se desmelenó, pero la participación superó bastante al murmullo de los rezos o de los himnos de compromiso.

Para escuchar a Caetano con su guitarra es mejor estar callado, porque su vocación es la de convertir una plaza en un espacio íntimo y las grandes alegrías rompen con la melancolía. Y qué sería de la música sin melancolía.

Al músico aún le dio tiempo de medio estrenar una canción que todavía no tiene disco que la cobije, pero que está teniendo buena respuesta en los conciertos.

El concierto se fue convirtiendo en un repaso de músicas brasileiras y de ese modo llegó a la samba, la bossa nova , el homenaje a Gilberto y a los cincuenta años que este año cumple la música que es como si hubiese nacido en Ipanema.

Por el medio, entremetidas unas cosas y las otras, Caetano Veloso fue pasando por el corazón vagabundo para demostrar que esas canciones que cambiaron la manera de cantar la tristeza suenan mejor cuando se cantan con cierto sentido de la intimidad.