Varios propietarios aseguran que la crisis supone una amenaza para la rentabilidad de sus negocios
09 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Mucho blanco, unos toques negros y pocos grises. La radiografía del turismo rural gallego, a las puertas de Semana Santa, muestra grandes contrastes: la mayoría de las casas están llenas y en unas pocas no se ha anotado ni una reserva. «Chamadas recibimos moitas, e para maio temos un montón de reservas, pero en Semana Santa practicamente nada», dice Teresa, una de las propietarias de la Rectoral de Castillón (Sober). En esa línea, Manolo, de O Fogar de Selmo (Rois), intenta atraer gente con el reclamo de las jornadas de la lamprea y el porco celta criado en su casa, una iniciativa que parece excelente pero que no implica dormir. «Os cuartos están libres», confiesa este hombre que ha invertido 600.000 euros en arreglar el hogar de sus antepasados.
Sin embargo, la Casa de Cacheiro (Silleda) cuelga el cartel de completo entre el 19 y el 24 de marzo, y lo mismo pasa en Casa Goris (Vila de Cruces), cuyo propietario, Antonio, manifiesta que «el resto del año la ocupación bajó mucho».
Nadie habla de crisis ni de que el sector se venga abajo. «La verdad es no nos podemos quejar porque a nosotros nos va bastante bien», dice Ana María Vidal, de la mencionada Casa de Cacheiro. En esa línea está también la Casa Grande de Soutullo (Coles), de Pazos de Galicia. «Se ve que la gente mira precios, pero es precipitado por ahora tachar este bache de crisis en el sector», reflexiona Gillian.
Crisis
«El año ha comenzado algo flojo, pero enero y febrero no son muy significativos», tercia Pepe Aguinaga, de A Bouza (Poio). A Casa da Pastora (A Estrada) y A Majita (Cuntis) están a rebosar en Semana Santa, pero creen, al unísono, que «sí que hay crisis, aunque de momento no está afectando a la temporada alta».
Otros, como Casa Fernández (A Estrada), también con todas las habitaciones reservadas («Este año llamaron mucho»), no ha notado bajón alguno porque tienen «una relación calidad-precio muy buena», en palabras de Teresa.
Y cada uno habla de la feria como le va en ella. José Manuel, de O Pozo (Tui), asegura que antes tenía la casa «reservada con varios meses de antelación, cosa que no ocurre ahora». También está llena. Casi coinciden con él desde A Casa da Eira (Nogueira de Ramuín): «Hay muchas menos llamadas que otros años». Y acaban: «¿Crisis? Sí».
«Este febrero el sector se mueve más que en meses pasados», reconoce María Rosa, gerente de Casa Doñano (Ribadeo), donde el 91% de las reservas ya han sido cobradas. Y añade: «Sí hay crisis, y seguimos necesitando apoyo de la Administración para promocionar nuestra Mariña, que parece abandonada de la mano de Dios».