La Feira do Cocido atrajo a Lalín a más de 60.000 personas

SOCIEDAD

Santiago Rey Fernández-Latorre ensalzó en su pregón un plato único, que refleja el «sentir y vivir» de Galicia

28 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La combinación más deseada, frío y sol, se conjugó para dar brillo a la cuadragésima Feira do Cocido. El sabor estaba en el plato y el color en las calles más céntricas de Lalín en un desfile de entroido que recuperó, más tapadas que antaño, la presencia de garotas brasileñas y batuqueiros. Una edición especial de la primera fiesta ineludible de la gastronomía gallega en el año y que atrajo a más de 60.000 personas, según el gobierno local. Tampoco faltó el recuerdo a uno de sus defensores, el diputado Xosé Cuíña, fallecido hace un mes.

La jornada arrancó en el Auditorio de Lalín con el Capítulo Xeral da Encomenda do Cocido, presidido por el pregonero de esta edición y presidente de La Voz de Galicia, Santiago Rey Fernández-Latorre. A golpe de cucharón de plata y capa de Florentino ingresaron en esta sociedad gastronómica diez nuevos miembros. Una cofradía que supera con creces el centenar de socios dispuestos a disfrutar, al menos una vez al año, del plato más gallego y a promover sus excelencias por todo el mundo.

Entre sus nuevos miembros figuran desde ayer el empresario Manuel Jove, la periodista Pilar Cernuda y la presentadora de televisión Yolanda Vázquez, junto a la secretaria xeral da Igualdade, Carme Adán, y el presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijoo. Completan la lista el cura Andrés Ramos, el empresario Román Pedreira, el músico Henrie Adams, la presidenta de la Asociación de Fillos de Lalín en Andorra, Paz Fernández, y el director territorial para la zona norte de los centros asociados de la Uned, José Luis Prieto. Mientras se procedía a este acto solemne, se intensificaba la llegada de autobuses y coches de todos los rincones de Galicia, con colas en las principales arterias de acceso a Lalín.

Un recuerdo para Xosé Cuíña

Visitantes y vecinos comenzaban a tupir las calles por donde discurriría el desfile. Antes, la comitiva oficial acudía a inaugurar la feria, en la que se podían adquirir todo tipo de productos, en especial derivados del cerdo, el protagonista rey del cocido y de Lalín, a quien se le dedica una estatua en el kilómetro 0 de Galicia. A la vera de la escultura, el palco de autoridades. El alcalde, Xosé Crespo, agradecía pasadas las doce y media la afluencia de público y recordaba la ausencia de una persona, Xosé Cuíña, en cuya memoria se escuchó un atronador aplauso y a quien también aludía el pregonero con «la nostalgia del amigo». El regidor destacó que «estes coarenta anos da Feira do Cocido foron os máis importantes que viviu Lalín» y alabó las excelencias de la dieta atlántica e incluso calificó a los grelos de afrodisíacos.

Crespo daba la palabra al secretario general de La Voz, Manuel Areán Lalín, que fue el encargado de presentar al pregonero, de quien destacó su esfuerzo diario «por e para Galicia». Santiago Rey Fernández-Latorre resaltó que el entroido empieza antes en Galicia desde hace cuarenta años, en Lalín, con «a mellor festa, a máis grande e saborosa». No faltaron referencias a las excelencias de «nuestro plato nacional», de «pobres y de ricos, un plato familiar en el que las madres vuelcan todas sus delicadezas y mimos».

El presidente de La Voz, comendador desde el 2002, afirmó que el cocido representa «el triunfo de lo auténtico» y merece el viaje a Roma en busca de la bendición papal. Tampoco faltaron guiños a la actualidad de Deza, como la demanda de rebaja del peaje de la autopista AP-53 entre Santiago y Lalín o el próximo centenario del nacimiento del universal Laxeiro, que tendrá lugar en febrero.

El desfile tomaba el relevo con una treintena de carrozas, comparsas, charangas y las esperadas garotas. Imaginación no faltó en la temática de algunas de las carrozas, como el recuerdo al aviador lalinense Joaquín Loriga con avión incluido, a cargo de la parroquia de Sello, o la recreación de un palacio ruso, llegado desde Poio, y la de una góndola, con puente veneciano incluido, de la Asociación de Gandeiros do Deza. Innovación a la que se sumaron las creaciones más tradicionales, sobre la forma de vida en las aldeas y oficios como el de los canteros. Intercaladas, charangas y comparsas pusieron la nota musical y visual que alcanzó su cénit con un grupo de capoeira, garotas y batuqueiros que acudía desde Valencia. Tras siete años de ausencia, más recatadas, las garotas se llevaron el aplauso del público a golpe de cadera. Ponían el broche a hora y media de desfile, antes de sentarse a la mesa y degustar un opíparo cocido.