De la adversidad a la suerte en tan solo cuatro días

SOCIEDAD

07 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los caprichos del azar han querido que una familia repartida entre Monforte y Castellón haya vivido en solo cuatro días la traumática experiencia de ver su casa casi demolida por un camión y recibir un importante premio en la lotería del Niño.

El pasado jueves, María Dolores Álvez García y su marido, Manuel -residentes en Castellón, donde regentan un bar-, se encontraban en casa de la madre de ella en Monforte, en plena visita navideña, cuando la vivienda recibió el impacto de un camión de los servicios de limpieza que se salió de la calzada después de que su conductor frenase sobre el asfalto húmedo. El edificio, una pequeña casa unifamiliar, quedó seriamente dañada en su estructura, y sus ocupantes han tenido que ser realojados en un piso de alquiler mientras se resuelve su situación. El suceso -ya relatado en este periódico- podría haber sido mucho peor si algún miembro de la familia hubiese estado en ese momento en la parte baja de la vivienda en vez de encontrarse todos en la cocina del primer piso; por eso el incidente se saldó sin ningún herido.

Todavía no repuestos del susto padecido junto con sus parientes de Monforte, Dolores y su marido regresaron ayer a Castellón y por el camino se enteraron de que habían ganado un premio de 200.000 euros por un décimo del gordo del sorteo del Niño. En su bar habían repartido 106 décimos del número ganador, el 87657. Otros del mismo número quedaron en la familia de él. Y también hubo premio en Monforte, donde Dolores García, la dueña de la casa siniestrada, está en posesión de otro décimo que le había regalado su hija durante la visita de los pasados días. «Nunca me había tocado un premio en la lotería, pero la verdad es que ahora mismo no estoy para muchas celebraciones, porque lo del otro día fue muy fuerte y aún no me acabo de reponer. Estoy pero no estoy», comentaba ayer por la tarde la agraciada bajo el peso de unas emociones contradictorias y de una circunstancia muy poco frecuente. Pese a todo, se animó a brindar con cava con varios amigos y familiares en un bar situado cerca de su domicilio. Lo que sí tiene claro Dolores García es que no piensa dedicar el dinero del premio a la reparación de su vivienda. «Tengo otras muchas cosillas para las que me vendrá muy bien el dinero, porque estoy viviendo con una jubilación pequeña. Del arreglo de la casa tendrán que ocuparse quienes la tiraron», añade.

«Aún no acabo de creérmelo. Ha sido una buenísima suerte después de un susto y un mal rollo tan grandes», dice por su parte la hija desde Castellón. «Parece que Dios nos ha venido a ver, como quien dice», concluye.