Los conflictos escolares se reducen a pesar de la masiva presencia del teléfono en los institutos

La Voz

SOCIEDAD

26 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Es el teléfono móvil un elemento perturbador en las aulas de Galicia? A tenor de la opinión de los profesionales de la educación, no. Muchos institutos de Galicia adoptaron en su día resoluciones internas prohibiendo el uso del móvil dentro del aula, un arma suficiente para regular su incidencia en clase. «Neste non foi necesario -explica José Manuel Montero, el ex director director del Instituto Francisco Aguiar de Betanzos-. Cada profesor o explica na aula, que non se pode conectar o móvil e, normalmente, todos os alumnos fan caso. Algunha vez pode requisarse un teléfono, pero é moi raro». Es una opinión común. Lo que hace unos años apuntaba a convertirse en un problema, hoy se ha normalizado tanto que son bastante extraordinarios los conflictos que genera el móvil en los centros de enseñanza media de Galicia.

Y eso que es francamente difícil encontrar un estudiante de ESO que acuda al colegio sin el teléfono móvil. De hallarlo, será en primero o segundo curso (12 y 13 años). A partir de tercero, prácticamente el cien por cien del alumnado tiene móvil y lo lleva al instituto.

Es normal que los padres justifiquen la entrega del teléfono a los chavales con el argumento de que, de esta manera, están más localizados y se sienten más tranquilos: «Pero eso no tiene sentido porque, si están en el instituto, ya están perfectamente localizados», razona un curtido profesor de enseñanza media.

Usos perversos

A pesar de los casos de violencia o acoso que aparecen esporádicamente vinculados a grabaciones hechas con teléfonos móviles, los profesores y los representantes de las Ampas consultados no consideran tampoco que se trate de un fenómeno preocupante: «Son casos muy puntuales -opina un portavoz de UGT en el sector de la enseñanza- que no reflejan algo que suceda cotidianamente». Inés Vázquez, vicepresidenta de la Federación gallega de Ampas considera que pueden darse casos de usos perversos del teléfono móvil, incluso en el recinto escolar. «Pero no creo que esos casos deban hacernos prender las alarmas, aunque sí incidir en la labor pedagógica para evitar que sigan ocurriendo», dice.

No parece, pues, que la contundente postura mostrada recientemente por la ministra de Educación -«No prohibiremos el móvil en las aulas»- haya provocado malestar entre los docentes, aunque alguna suspicacia sí que hay: «Me gustaría haber oído también a la ministra -afirma el portavoz de UGT-decir que lo aconsejable es que no lo usen durante el horario lectivo».