Lugo recibe con normalidad la separación de la duquesa

SOCIEDAD

Las instituciones lucenses que tienen contacto con la pareja aprecian su valentía al dar este paso y romper las apariencias

14 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

«Pois que sexa para ben. Xa temos un divorcio na Casa Real e iso significa un paso adiante dentro da sociedad na que vivimos». Con esta normalidad se manifestaba ayer al conocer la noticia Isidoro Rodríguez, un estudioso lucense del folclore popular que, debido a un encargo del Ayuntamiento de Lugo, tuvo una relación muy cercana con el matrimonio y sus hijos en la última visita a Lugo en el año 2004. Fue en el mes de octubre, en pleno San Froilán. Coincidiendo con el 250 aniversario de la festividad, la infanta y su marido realizaron su cuarta visita a la ciudad, y además de comer el pulpo y visitar la muralla, los hijos de la pareja recibieron en el Ayuntamiento de Lugo sendos trajes regionales que habían sido confeccionados por la asociación folclórica que preside Isidoro Rodríguez, María Castaña.

En la intimidad del despacho del alcalde y con pocas personas, Isidoro puso los trajes a los niños y entró en contacto con la pareja hasta el punto de que Jaime de Marichalar se interesó mucho por los detalles de dicho vestuario y mostró su intención de pedir que le confeccionaran uno. Isidoro Rodríguez explicó ayer que, en lo que pudo conocer a la pareja, se trataba de personas muy afables y cercanas, y que precisamente en esta ruptura se muestran como ciudadanos normales que rompen con los formalismos a la que les podía someter su pertenencia a la Casa Real.

En similares términos se pronunció ayer otra lucense que mantiene frecuente contacto con la pareja, Concepción Teijeiro. Ella es la presidenta de una asociación de discapacitados, Aspnais, cuya residencia visitó el matrimonio en sus viajes a Lugo y con la que mantuvo una fluida relación hasta el punto de que sus hijos recibieron en diversas ocasiones como regalo algunas labores realizadas por los residentes en el centro.

Concepción Teijeiro, que incluso era invitada por doña Elena y Jaime de Marichalar cuando realizaban viajes a Galicia, explicó ayer que eran personas encantadoras, «pero cuando el amor se muere, lo mejor es que cada uno vaya por su lado, y seguro que será un respiro para ellos». Teijeiro destacó, sin embargo, que el principal sufrimiento va a ser para los niños y precisamente citaba en la tarde de ayer las palabras de una contertulia radiofónica que narraba en una emisora cómo hace una semana cuando la duquesa se fue a vivir a un piso, su hijo Froilán comenzó a llorar y a reclamar a su padre de tal manera que tuvieron que llevarlo con Jaime de Marichalar.