Natascha Kampusch sigue obsesionada con su secuestrador

Colpisa

SOCIEDAD

«Sólo puedo decir que Priklopil me da cada vez más pena», dice la joven sobre su captor.

21 ago 2007 . Actualizado a las 15:58 h.

Un año después de su evasión, la austríaca Natascha Kampusch sigue obsesionada con el hombre que la mantuvo secuestrada durante ocho años y medio en una casa de los alrededores de Viena, según admitió la joven a la televisión pública de Austria, ORF. «Lo único que puedo decir, es que Priklopil me da cada vez más pena», admitió Natascha.

«Lo que él me hizo no se borra y resurge con regularidad.

Intento adaptarme a ello y asumirlo en la medida de lo posible», dijo la joven, de 19 años, en su primera aparición pública desde hace siete meses.

La entrevista, realizada a principios de agosto y difundida el lunes por la noche, tuvo lugar durante un viaje a Barcelona que la cadena ORF le ofreció a Natascha. En la capital catalana pudo pasearse, sentarse en los cafés y practicar la vela.

Natascha fue secuestrada una mañana en la que se dirigía a la escuela en 1998, con diez años de edad. Permaneció cautiva en una habitación subterránea excavado por Wolfgang Priklopil, hasta que pudo escaparse el 23 de agosto de 2006.

Su secuestrador, un agente inmobiliario de 44 años, se suicidó a las pocas horas de la fuga de Natascha.

La joven siempre se ha reservado los detalles de los vínculos ambivalentes que mantuvo con su secuestrador durante esos largos años.

Sin embargo, nunca ha logrado deshacerse del recuerdo de Priklopil y sigue conservando, según su madre Brigitta Sirny, una foto de su féretro. «Sólo puedo decir que Priklopil me da cada vez más pena», aseguró Natascha.

Aún hoy día «sigo sin saber cómo definir la amistad y necesitaré mucho tiempo para volver a confiar plenamente en alguien», añadió.

Hablando de su estado general, la joven dijo: «Estoy cada vez mejor, pero me asusto fácilmente y sigo teniendo problemas de tensión» debidos a la falta de atención médica y de ejercicio durante su secuestro.

Natascha, que se encuentra bajo tratamiento psicológico intensivo, se esfuerza por llevar una vida normal pese a las secuelas y el acoso de los medios.

La joven ingresó una cantidad de dinero no precisada por la entrevista, cuyos derechos de emisión fueron vendidos por ORF a seis cadenas europeas. No obstante, la joven se defiende: «Aunque algunos quieran convertirme en una Paris Hilton, no es el caso».

En julio publicaron fotos suyas en una discoteca y su abogado presentó una demanda por atentado contra la intimidad.

Natascha Kampusch vive en un apartamento del centro de Viena y recibe clases individuales para poder reintegrarse al sistema educativo. Además, aprende tiro con arco y tiene en mente la creación de una fundación de ayuda a las mujeres maltratadas.