Gran Festival en Edimburgo

Efe

SOCIEDAD

La capital escocesa celebra este año por todo lo alto el sesenta aniversario de su famoso Festival Internacional.

11 ago 2007 . Actualizado a las 19:43 h.

La capital escocesa, que celebra este año por todo lo alto el sesenta aniversario de su famoso Festival Internacional, hierve estos días de espectáculos al aire libre y en teatros de bolsillo, protagonizados por gentes llegadas de todo el mundo, que la convierten en una auténtica babel.

Prácticamente sin descanso, a lo largo de la llamada Royal Mile, eje central de la ciudad vieja que sube desde el moderno edificio del Parlamento hasta el imponente castillo, situado sobre un volcán extinto, y en callejas y plazuelas adyacentes se turnan para distraer al público titiriteros, tragafuegos, mimos, equilibristas o cuentacuentos.

Unos jóvenes japoneses ejecutan un baile a mitad de camino entre la capoeira y el break-dance, otros, surcoreanos, de ambos sexos, tocan extraños tambores a un ritmo enloquecido y cómicos locales hacen reír a todo el mundo con sus ocurrencias.

Los integrantes de un grupo de teatro independiente anuncian a grito pelado y con fuerte acento italiano un espectáculo que promete »arte, amore e passione«, mientras cerca de allí una compañía inglesa ofrece en un teatro de bolsillo «El Padre», del sueco Strindberg, espectáculo de una intensidad dramática y psicológica que la modestia de su presentación sólo contribuye a realzar.

Otro grupo propone un Hamlet trasladado desde la corte de Dinamarca al seno de una familia disfuncional de Seattle (EEUU) y un actor canadiense ha hecho una versión »rap« de esa joya de la literatura inglesa que son Los cuentos de Canterbury.

Una compañía integrada por jóvenes actores mexicanos presenta a su vez, bajo el título de Cállate, un ingenioso espectáculo de creación e improvisación colectivas, inspirado en los estereotipos sobre su país y la estética de la edad de oro del cine mexicano, la hacienda, el charro y el melodrama.

Dos musicales satíricos de gran éxito de público hacen burla del anterior primer ministro británico bajo títulos tan jocosos como Tony Blar-el musical y Tony!. El musical Blair mientras que en otro espectáculo del mismo género un grupo de mujeres luciendo burkas rosas rodean a un terrorista que canta «Quiero ser como Osama (bin Laden)».

Todos esos y otras decenas de espectáculos se ofrecen en el llamado festival «Fringe», al margen del Festival Internacional y fundado como éste en 1947 y que se estrenó el viernes con una versión concertante de la opereta cómica «Candide», de Bernstein, y ofrece esta noche la ópera «L'Orfeo», de Monteverdi, bajo la dirección musical del maestro español Jordi Savall.

Sin la formalidad de otros festivales de verano como el de Salzburgo y a precios mucho más asequibles, el de Edimburgo es un auténtico imán para el turismo de todo el mundo.

El Festival Internacional está asociado a nombres tan prestigiosos como Bruno Walter, Thomas Beecham, John Barbirolli, Fritz Wunderlich, María Callas, Rudolph Nureyev, Plácido Domingo o Teresa Berganza, y pretende continuar esa línea de calidad pese al problema de insuficientes subvenciones denunciado por su nuevo director.

Pero no son sólo esos dos son los únicos festivales que ofrece la capital escocesa durante los meses de verano, sino que a ellos hay que añadir otros menos conocidos internacionalmente como los del libro, el cine, el jazz y el de las artes. Edimburgo bien vale estos días una visita.