Negocios limpios en Silicon Valley

Tatiana López CORRESP. | WASHINGTON

SOCIEDAD

La tecnología verde ha sustituido a las agonizantes empresas en línea en el valle del sur de California gracias a una estudiada política de reconversión

19 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Tras la crisis de las empresas en línea el valle del silicio vuelve a reinventarse gracias a la llamada tecnología verde. De la electricidad eólica a los paneles solares, salvar el mundo se ha convertido en el mejor negocio del sur de California. Reciclarse o morir. Ésta es la máxima que desde hace meses impera en el llamado Valle del Silicio, donde las empresas verdes han sustituido a la informática gracias a una estudiada política empresarial en la que han contribuido por igual tanto la iniciativa privada como las ayudas de la Administración. Paradigma del dinero rápido, Silicon Valley, nombre genérico que engloba en realidad 28 ciudades y más de 2,8 millones de habitantes, conseguía situarse en el mapa económico mundial a principios de los años ochenta. Corría la fiebre de la informática y empresas como Microsoft o Apple decidieron trasladar sus oficinas a la soleada California. Su decisión no era trivial. Desde que, en 1954, los pioneros Hewlett-Packard plantaron sus negocios en la costa oeste, tras acogerse a un programa de subsidios de la Universidad de Stanford, las ofertas de incentivos destinados a convertir esa parte del país en una especie de Eldorado empresarial ha sido una constante que dura hasta nuestros días. De lo que se trata es de mantener siempre alto su potencial de inversión. «Si en los noventa se arreglaban los permisos de construcción en dos días para no perder una empresa, ahora se sacan leyes que favorezcan el mercado». El que habla es Seth Fearey, director ejecutivo de la empresa Joint Venture, destinada a fortalecer las inversiones verdes en el Valle del Silicio. Su negocio ha sido uno de los principales beneficiados por la cruzada legislativa iniciada por Schwarzenegger. Declarado el gobernador más verde por Time, el antiguo actor fue el primero en sacar una ley contra los gases de efecto invernadero, según la cual California deberá reducir sus emisiones en más de un tercio para el 2020. También la llamada ley del millón, que exige la creación de un millón de tejados solares en un año, ha ayudado a la economía local. «Pero no sólo eso -asegura para La Voz Fearey desde su despacho del centro de San José-. Éste ha sido el año de Al Gore y la primera vez que la comunidad científica ha admitido como realidad el cambio climático». En números exactos, 33.000 nuevos puestos de trabajo en tecnología verde y casi un 260% más de inversiones. «La gente se pregunta de dónde ha salido tantos profesionales especializados. Ése es el secreto. Ya estaban aquí», asegura. Veinte minutos Siguen la premisa de los « veinte minutos», según la cual ningún negocio prospera si sus clientes están a más de media hora. Las baterías de los ordenadores son utilizadas, por ejemplo, en el desarrollo de coches eléctricos, mientras que la investigación de energías alternativas sirve para recortar costes en grandes factorías y ha sido uno de los elementos clave en la explosión de los negocios limpios. Alquimistas experimentados acostumbrados a convertir el silicio en dólares. Para la mayoría de estos nuevos conversos verdes, el matiz ecológico apenas ha variado su rutina laboral. Es el caso de los empleados de la nueva empresa Nanostelar, especializada en crear catalizadores de motores diésel, capaces de reducir hasta un 20% la emisión de CO2. Tan sólo el misterio que rodea a su cadena de producción hace intuir que los 43 empleados ayudan a un mundo mejor.