Vieiras y albariño en el Polo Sur

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN

SOCIEDAD

Crónica Dos gallegos, uno cocinero y el otro mecánico, pasarán las fiestas en la base científica Juan Carlos I, que el CSIC mantiene en la isla de Livingston

23 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

En plena Navidad es verano en la Antártida. Miguel Ángel, al que sus compañeros apodan como el «científico gastronómico», se atreve a salir en manga corta al exterior de la base Juan Carlos I, que el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene en la isla Livingston. Pero los tímidos rayos de sol del Polo Sur son un espejismo. «Aquí o tempo é moi cambiante, en dez minutos podes pasar de ter sol a aireadas de vento xeado de 140 ou 150 quilómetros por hora. Nunca sabes o que vai pasar», explica Miguel Ángel Montes Vidal, el cocinero, natural de Portonovo y residente en Samieira (Poio). Es uno de los dos gallegos del equipo de 15 personas -cuatro científicos, y el resto, personal técnico- que pasará las fiestas navideñas en la Antártida. El otro gallego es el mecánico Manuel Fernando Amado García, de Cabana de Bergantiños. Para los dos es su primera campaña antártica -cinco meses de noviembre a marzo- y su bautizo navideño en el Polo Sur. Pero a más de 13.000 kilómetros de sus familias, el reto no les asusta. Es más, se muestran dispuestos a repetir la experiencia. «Isto é algo incrible, é máis impresionante aínda do que podías pensar. É unha experiencia moi bonita», asegura Miguel. Y Manuel asiente: «Estamos rodeados por glaciares; hai moita vida salvaxe ao redor da base e podes facer fotos de escándalo. Estase moito mellor que en calquera barco porque o ambiente é fenomenal». Los integrantes de la base son la segunda familia para los dos gallegos y buena parte de la culpa de mantener este clima solidario es del jefe del equipo, el catalán de Molins de Rei (Barcelona) Daniel Alcoverro, con siete campañas en la Antártida a sus espaldas. «Personalmente -explica- no echo nada de menos. Esto forma parte de mi trabajo y ya me he acostumbrado». Este año, sin embargo, será especial para él: espera su tercer hijo para febrero. «Sí es verdad -confiesa- que sientes algo especial por este motivo y que no se te pasa de la cabeza, pero, si me pongo a pensar lo que me queda por delante, entonces mal. Prefiero no hacerlo». Aunque sea su primera experiencia antártica, Miguel Ángel, con dos hijos, mantiene la misma filosofía: «Si é verdade que nestas datas pensas un pouco na familia, pero non o podes facer moito, porque senón derrúbaste». Y aunque Manuel, de 27 años y soltero, mantiene el temple, acaba por reconocer que tiene «un pouco de morriña». Pero en los momentos bajos siempre queda el plus de alegría que aporta Miguel, el cocinero. «Un bo plato de comida todos os días e un pouco de alegría na mesa axudan moito», explica el cabanés. La alegría llegará de lleno a la mesa en Nochebuena y Navidad. Miguel tiene reservado un menú especial a sus compañeros. Y con acento gallego: langosta, vieiras y rape en salsa verde, regados con un vino albariño Martin Códax. «Para os que non lles gusta o peixe, tamén lles teño preparado un solombo con un Rioja de reserva», precisa el cocinero. Los integrantes de la base también preparan una fiesta para Navidad y Fin de Año y, aunque no hay mucho concretado, Miguel no descarta algunas sorpresas. «Estamos pensando en vestirnos de Papá Noel ou algo así», explica al otro lado del teléfono. Si en la fiesta hay música, la de la tierra tampoco faltará. Los dos gallegos se han llevado a la Antártida discos de Luar na Lubre, Budiño y Carlos Núñez, entre otros. «Sempre procuramos meter algo de Galicia, que tamén se nos note», corrobora Miguel. De momento se sabe que los integrantes de la base española no pasarán solos estas fiestas. En Navidad recibirán a los miembros de una base búlgara vecina y en Fin de Año les devolverán la visita.