Dos submarinistas rescatan un rebeco que nadaba a dos millas de la costa de Cudillero

La Voz LA VOZ | VIVEIRO

SOCIEDAD

29 oct 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Los hermanos Juan y Miguel Ángel Álvarez Fernández tardarán en olvidar la experiencia. En vez de capturar un congrio o una sepia, estos dos jóvenes del concejo asturiano de Grado rescataron un rebeco. La sorprendente aparición no se produjo al lado de la franja costera, sino a dos millas del litoral de Cudillero, donde Juan y Miguel practicaban pesca submarina. En mar abierto, moviéndose entre las olas, advirtieron una presencia extraña; se aproximaron y, perplejos, observaron «unos cuernos y una cabeza con ojos grandes y hermosos», según relataron a la Coordinadora para el Estudio y la Protección de Especies Marinas (Cepesma). Se trataba, nada más y nada menos, que del rey de las cumbres, un rebeco, un animal gregario cuyo hábitat se encuentra a unos dos mil metros de altitud. Superada la incredulidad de la noticia, una unidad del Cepesma se desplazó al puerto de San Juan de la Arena para trasladar este ejemplar macho de gamuza al centro de recuperación de Luarca. Allí sigue. «Lo tenemos con nosotros. Está bien y posiblemente lo liberaremos esta misma semana. Es algo anecdótico, pero muy extraño. No sé cómo ha podido llegar tan lejos, no tenemos ni siquiera hipótesis», explicaba ayer el responsable de Cepesma, Luis Laria. Esperarán a que supere el estrés causado por esta increíble peripecia. Este mamífero rumiante es parecido al antílope, de pelaje pardo, astas negras lisas, dobladas hacia atrás en forma de gancho, y patas fuertes con las que realiza enormes saltos. Que un corzo o un jabalí aparezcan en mar abierto resulta poco común pero verosímil, ya que viven en áreas próximas al litoral. Lo que no tiene explicación es que un rebeco, «al que no le gusta nada el agua y está habituado a zonas de alta montaña», destaca Laria, navegue solo y en mar abierto. Sus salvadores confían en que no arrastre secuelas de este mal trago.