Lencería fina en Beirut

La Voz

SOCIEDAD

RAMZI HAIDAR

Hechos y figuras

04 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Ya lo leía yo en una de estas revistas de tendencias tan modernas que, de casualidad, cayó en mis manos el otro día. Para resumirles, el artículo criticaba este fenómeno que hay últimamente de las semanas de la moda y seudopasarelas que ahora proliferan cual champiñones y que cualquier ciudad que se precie en serlo debe tener. Bueno, no voy a entrar yo en ese debate, pero aquí les traigo un desfile de lencería de la marca K-Lynn que hubo ayer y que me llamó mucho la atención. Por media docena de motivos. Uno: se celebró en un complejo turístico del Líbano, cerca de Beirut, capital con ecos de guerra que hoy, afortunadamente, puede lucir moda. Dos: el desfile se hizo al pie de una montaña nevada, de ahí esas pequeñas manchas blancas que salpican la imagen (son copos). Tres: el desfile se llamó Ski & Fashion Festival, un nombre que me ha dejado impresionada precisamente por lo fashion que es. Cuatro: las chicas no se cortaron para salir ligeritas de ropa. Cinco: las primeras filas estaban atestadas de hombres. Seis: no perdieron ni un segundo para sacar fotos y vídeos a cada centímetro de piel de las modelos (los de la izquierda de la imagen son sólo tres de las decenas que agotaron la batería del móvil con tanto clic). Conclusión: más moda y menos guerra. Lo bautizaron ayer como Sverre Magnus pero en su país, Noruega, ya lo conocen como «el pequeño príncipe de los poderosos pulmones». El segundo hijo de Haakon y Mette-Marit lloró de lo lindo antes, durante y después de que mojaran su cabecita con las aguas bautismales. Ahí lo tienen al pobre, hecho un mar de lágrimas en el regazo de su madre, que ha dicho que el niño se parece mucho a ella. Lo ha dicho ella, no yo. Realmente, creo que el berrinche es por el traje y el gorro que llevaba puestos. Los cosió su bisabuela en 1920 y no parecen muy cómodos para un niño del siglo XXI. Como el nieto de Harald y Sonia sólo tiene tres meses, no puede hacer otra cosa que llorar y aguantarse. Pero, bueno, volviendo al bautizo, les cuento que fue oficiado por el obispo de Oslo en la capilla del Palacio Real y que hubo 160 invitados, entre ellos la reina Margarita de Dinamarca, su hijo el príncipe Federico y la princesa Mary, Victoria de Suecia, Kyril de Bulgaria y su mujer, Rosario Nadal, y Máxima de Holanda y Pablo de Grecia, que fueron los padrinos de Sverre. Lo quiere demandar. La supermodelo de ébano Naomi Campbell al cirujano Jean-Louis Sebagh, alias «el rey del Botox». ¿Por qué? Pues porque, según publicó ayer el periódico Daily Mail, él ha usado su nombre y una foto de ella en un anuncio sobre el tratamiento antiarrugas y la ha puesto, sin permiso, entre los famosos que lo han visitado. Vamos, que el reclamo sugiere que Naomi, de 35 años, le debe mucho a Sebagh y al Botox. Dicen que la top está furiosa. Yo la entiendo, pero le aconsejo que, pese al enfado, procure no tensar ni fruncir la cara, que envejece. No es la segunda parte de la peli de Mankiewicz con 007 como protagonista. Es que Daniel Craig, el actor que ahora encarna al espía británico, ha dicho a sus jefes que no le importaría hacer un desnudo frontal en la película, Casino Royale. «No soy tímido y Bond tampoco lo sería», aseguró. No me cabe duda, pero a mí todo esto me suena más a gancho comercial para ir a ver el filme. Recuerden que hay un club de fans de James Bond a los que no les gusta Craig y quieren boicotear la película.