Las lesiones cerebrales por maltrato infantil inducen a la violencia

Arantza Prádanos VALENCIA

SOCIEDAD

08 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Los efectos del maltrato infantil van más allá de las secuelas anímicas y psicológicas que deja en las víctimas y en los adultos que serán después; a menudo tiene repercusiones físicas en los niños, lesiones neurológicas que, combinadas con otros factores, pueden inducirles en el futuro comportamientos violentos y asociales. Los científicos reunidos en el Seminario Violencia, mente y cerebro , que ayer concluyó en Valencia, recalcan la importancia de prevenir los abusos de todo tipo sobre los menores como estrategia para limitar la violencia en cualquier sociedad. «Existe una creciente percepción de que el maltrato infantil prolongado puede modificar permanentemente la estructura y el funcionamiento del cerebro». Jonathan Pincus, profesor de Neurología en la Universidad de Georgetown, se hacía eco de los estudios de otros colegas para añadir sus propias observaciones sobre los daños cerebrales que la violencia ocasiona en los pequeños. Sin necesidad de llegar a grandes palizas o traumatismos, existe el síndrome del bebé zarandeado , que atestigua, explicó Pincus, cómo estas conductas de los maltratadores, continuadas, pueden dañar sin remedio los frágiles neurotransmisores cerebrales del niño y, con ellos, los instrumentos de procesamiento de impulsos y emociones, y alterar su función cognitiva. «El haber sufrido leves pero reiteradas lesiones cerebrales a lo largo de meses o años, puede dar como resultado la acumulación de defectos neurológicos y cognitivos», subrayó. Los expertos insisten en que un niño maltratado no será seguro un adulto violento, pero tiene más posibilidades si se le añaden factores ambientales adversos.