El papa Juan Pablo II sigue un tratamiento prescrito por uno de los descubridores del virus del sida, Luc Montagnier, lo que explica la mejoría que ha experimentado el pontífice, según el vespertino Le Monde. Montagnier aprovechó un encuentro con el Pontífice a principios del verano para hablarle de un tratamiento «original» para combatir el «estrés oxidante», según explicó el investigador francés al rotativo. El médico está convencido de que el «estrés oxidante» juega un papel patógeno y favorece numerosas enfermedades crónicas, infecciosas o no, entre ellas las afecciones neurovegetativas, como el párkinson o el alzhéimer, así como de ciertos cánceres. «Normalmente, el organismo humano es capaz de sintetizar un número suficiente de moléculas anti-oxidantes, pero con el tiempo su situación se degrada, su sistema inmunitario también y se instala un círculo vicioso que concluye con la aparición de la enfermedad», declaró Montagnier. El profesor prescribió al Papa, de 82 años, un doble tratamiento de un extracto, fermentado durante varios meses, de unas papayas asiáticas con virtudes inmunoestimulantes y antioxidantes, así como otra sustancia de las mismas propiedades fabricada por unos laboratorios estadounidenses. Montagnier había ido al Vaticano para convencer al pontífice de la importancia de que la Santa Sede cambiase su postura oficial sobre el uso del preservativo.