Los experimentos sobre un nuevo estado de la materia logran el Nobel de Física

S.G.R. / JORGE MIRA A CORUÑA

SOCIEDAD

Tres científicos comparten el galardón a un trabajo que confirmó una de las teorías de Albert Einstein La Academia de las Ciencias de Suecia concedió el Nobel de Física de este año a tres investigadores por sus trabajos sobre un nuevo estado de la materia, denominado «Condensado Bose-Einstein». Premian una labor que tuvo su punto álgido en 1995, cuando el experimento que probaba una de las teorías de Einstein logró un «pleno»: se trataba de enfriar hasta casi el cero absoluto los átomos de la materia (rubidio, para el caso). Al lograrlo, esos desordenados átomos se comportaron como una única onda.

09 oct 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

La comunidad científica internacional apostaba desde hace tiempo por la concesión del Nobel a estos jóvenes investigadores, cuyo experimento, de difícil comprensión como todo aquello que se mueve en los perfiles de la física cuántica, abre una era de la ciencia y puede sentar las bases futuras de la nanotecnología (lo muy pequeño). Los tres galardonados son los estadounidenses Eric Cornell y Carl Wieman, y el alemán Wolfgang Ketterle. La academia sueca destacaba ayer que los premiados han logrado que los átomos de la materia, de naturaleza desordenada y dispersa, «canten al unísono. Han obligado a la materia a un comportamiento controlado similar al de un rayo láser». Para comprender la evolución del trabajo hay que remontarse a 1924. Un físico hindú, Satyendra N. Bose, le comunica a Einstein que los fotones (las partículas de la luz, que carecen de masa) poseen una especie de «comportamiento social», tendiendo a unirse todos. El genio de la relatividad aplica esos estudios a las partículas con masa. Si un montón de partículas se aproximan lo suficiente y se mueven de manera lenta, pueden condensarse, predice. Pero hubo que esperar a 1995 para probarlo. Y Cornell y Wieman lo lograron: un condensado de 2.000 átomos de rubidio, para lo que tuvieron que enfriar a 0,00000002 grados Kelvin. Fue publicado en la revista Science. Pero faltaba algo: lo puso el tercero de los galardonados, Ketterle. Su trabajo sirvió para ver que, si se cruzaban dos condensados, interferían sus respectivas ondas de materia, como si fueran interferencias de ondas de radio, e incluso que, por la gravedad, podían caer algunos átomos.