«Segunda muerte», un «thriller» rural sobre las relaciones personales

Iker Cortés MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

Monica Lek / Movistar+ | EFE

Karra Elejalde y Georgina Amorós son padre e hija en esta ficción de misterio creada por Agustín Martínez, de Carmen Mola

06 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sandra se asoma a los enormes ventanales de uno de los rascacielos de Madrid. «Sandra, nos están esperando todos en el restaurante, pero es que la ocasión lo merece. Hay que celebrar tu contrato», le dice alguien a quien no acertamos a ver. «Voy enseguida», contesta ella, pero su sonrisa se desvanece. Segunda muerte, la serie de Movistar Plus+, comienza casi como un espejismo, porque a partir de esa secuencia el escenario radicalmente y por completo.

Porque la historia de esta serie creada por Agustín Martínez, guionista y escritor integrante del colectivo Carmen Mola, se desarrolla en Liérganes (Cantabria) y diversas localizaciones de los valles pasiegos, Torrelavega y Santander. Hace ocho años, Sandra decidió cambiar su prometedor puesto en una gran compañía por una vida más sencilla en el entorno rural para cuidar de su hijo y logró hacerse con un puesto como auxiliar de policía. Antes de salir de casa, una fotografía con del rey Juan Carlos estrechando la mano de la protagonista ya deja entrever que Sandra estaba predestinada a hacer grandes cosas. «¿Quién ha puesto esta foto aquí?», pregunta al pequeño Dani. «El abuelo», responde el chiquillo. Se llama Tello y es un exagente de la UCO, duro y reservado. A Tello le dieron la jubilación cuando le diagnosticaron demencia.

Dirigida por Álex Rodrigo y Óscar Pedraza, la ficción comienza a dar la vuelta a sus cartas cuando Sandra sube con un compañero a una de las cabañas que hay en la montaña. Al parecer, está a punto de desplomarse y tienen que entrar los operarios a rehabilitarla. Sandra escucha un murmullo procedente del interior de esta vivienda que los agentes pensaban que estaba vacía. La sorpresa llega cuando accede a la misma y se encuentra a una mujer muerta en la cama porque se trata de Julieta, una anciana que debería llevar muerta y enterrada siete años.

A partir de ahí comienza un thriller repleto de giros de guion que va desvelando todos sus misterios conforme transcurren los seis episodios. Georgina Amorós, que saltó a la fama por dar vida a Cayetana en Élite, encarna a Sandra, y Karra Elejalde, a Tello su padre. Juntos y por separado investigarán lo sucedido.

Precisamente, uno de los grandes puntos a favor de la serie es la relación que se establece entre padre e hija, con un cariño que logra traspasar la pantalla, pese a la frialdad y la rigidez por las que se mueven ambos durante buena parte del metraje. «Es que así suelen ser las relaciones paternofiliales, ¿no? Por muy bien que te lleves, siempre es como ‘¡Ay, qué pesado!'», explica Amorós.

«Así es», corrobora a su lado Elejalde, ganador de dos goyas a mejor actor de reparto por También la lluvia y Ocho apellidos vascos. Para construir la relación con su hija en la ficción, Elejalde tuvo muy presentes las discusiones con su hija cuando era adolescente. «Yo me aprovechaba de amigos míos que le caían muy bien a mi hija para que le dieran ideas mías porque yo sabía que si esa idea partía de mí, mi hija me iba a decir que era una mierda. En aquella época Ainara estaba en contra del mundo y los generales del ejército del mundo eran papá y mamá, así que jugué con eso para construir la relación», dice.

A ambos les sedujo del proyecto la historia y los personajes. «Tenía los seis capítulos desde el inicio y se notaba que estaba muy bien estructurada. Cuando los leí me encantó todo el arco del personaje y los puntos de giro que hay. En el tercer capítulo, la serie se convierte en otra cosa y en el sexto ya ni te cuento», explica Amorós, a la que también le entusiasmaba la idea de rodar con Elejalde.

«Como en casa»

Por su parte, el actor de Vitoria estaba convencido de que se iba a sentir «como en casa» rodando en Cantabria, pero «sí que me aterrorizaba el tiempo, porque cuando ya tienes sesenta y pico años, la retentiva, el aprender cosas, cuesta como cuatro veces más que cuando tienes veinte, y cuando te dicen: ‘Oye, no hacemos la 13, hacemos la 27, que esta lloviendo', yo me vuelvo loco». Reconoce además que no conocía de nada a Amorós, «pero en los ensayos se me fueron todos los temores. Me quedé bobo». El halago va de vuelta porque la actriz asegura que Elejalde es «un compañero de ensueño, de los que te cogen la mano en el ensayo y ya no te la sueltan».

Lo cierto es que de un tiempo a esta parte el suspense, el misterio y el thriller se han puesto de moda en la industria patria. Cabe preguntarles qué hace especial a Segunda muerte frente a títulos como El silencio o Memento mori. «Yo creo que está muy bien construida la mezcla entre el thriller, los temas emocionales y las relaciones personales. En el minuto cinco ya estás enganchado y te conviertes en un investigador más», apunta Amorós, que asegura que tiene un ritmo «que te deja al borde del asiento siempre».

A todo ello hay que sumar unos entornos y una luz casi mágicos. La serie muestra una Cantabria tan deslumbrante como misteriosa. «Madrid está muy quemado y está muy bien que salgamos de ahí, del mismo modo que no me gusta que a los actores les pidan que se quiten el acento andaluz. Me gusta que seamos variados y plurales. Rodar en otros sitios es renovador y fresco», señala Elejalde. «Y como espectadora se agradece ver escenarios distintos», concluye Amorós.