«Desde dentro» (Netflix): Todos somos asesinos, solo hace falta un mal día y una buena razón

PLATA O PLOMO

Steven Moffat nos presenta dos tramas paralelas, con Stanley Tucci y David Tennant, que además de entretener, nos hacen pensar. Y a veces se agradece

21 nov 2022 . Actualizado a las 08:25 h.

Compramos que Desde dentro es una serie irregular, que de sus dos tramas paralelas —finalmente ensambladas— una cojea y que, vale, la premisa inicial es ligeramente inverosímil. Pero hola Stanley Tucci, hola David Tennant, hola Steven Moffat, cerebro de una historia en la que absolutamente todo respira factura británica. Esboza además esta miniserie que puede verse en Netflix una verdad como un templo: que solo hace falta una buena razón y, sobre todo, un mal día para cruzar la delgadísima línea que separa lo cabal del arrebato sin retorno.

Todos somos asesinos, viene a decirnos. Lo somos, pero no lo sabemos. Y probablemente —ojalá— no lo sepamos nunca. Para hacernos ver que «hasta en las vidas más comunes surgen grietas que se tragan a cualquiera» y que «nadie está a salvo de lo peor que puede hacer», esta miniserie de solo cuatro episodios recurre a un criminólogo más lúcido que listísimo que mata el tiempo a la espera de la inyección letal por haber decapitado a su esposa resolviendo casos especialmente opacos y a un cura que, por torpezas varias, se topa con un inesperado marrón irreversible. Con un magnífico tema de cabecera —God’s Gonna Cut You Down de John Grant—, su desarrollo es como mínimo original y, además, apela a la moral, que a veces se agradece. El entretenimiento está bien, pero mejor si nos hace pensar.

¿Se puede justificar una cadena de aberraciones ofuscadas si el fin máximo es el bien? O lo que es lo mismo: ¿Cuánto mal se puede hacer por una buena causa? Ya puestos: ¿Qué es ser bueno y qué malo? ¿Qué significa hacer lo correcto? Admitiendo que el arranque chirría —la Beth que se apoquina en el metro nada tiene que ver con la que emerge luego—, la serie gana enteros a medida que avanza, aunque el descalabro suene a broma. El fondo, sin embargo, es cosa seria: un malvado haciendo buenas acciones y un hombre bueno poniendo a prueba nuestros principios éticos. Pasen y piensen.