Balenciaga cobra vida en la serie más ambiciosa del año

oskar belategui SAN SEBASTIÁN / COLPISA

PLATA O PLOMO

Adam Quintero, Gemma Whelan y Alberto San Juan, en  Balenciaga
Adam Quintero, Gemma Whelan y Alberto San Juan, en Balenciaga David Herranz

Alberto Iglesias pondrá música a la primera producción de Disney+ en España, presentada en el Festival de San Sebastián y con Alberto San Juan como protagonista

24 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A escasos metros del Kursaal de San Sebastián, se rueda la serie española más ambiciosa del año. Llevan 16 semanas de trabajo y todavía les quedan dos semanas y media más. Balenciaga es la primera producción original de Disney+ en nuestro país y sus seis episodios se estrenarán el año que viene. Su protagonista nació en 1895 no muy lejos de este lugar, en Getaria. Aquel hijo de marinero y modista vistió a lo más granado de la nobleza y la sociedad europea, así como a estrellas de Hollywood. Exigente y perfeccionista hasta la extenuación, alérgico a las entrevistas y celoso de su intimidad, copiado hasta la saciedad, Cristóbal Balenciaga se retiró en 1968 ante la amenazadora llegada del prêt-a-porter. Murió en Jávea en 1972 a los 87 años.

Jose Mari Goenaga, Jon Garaño y Aitor Arregi, los autores de Loreak y Handia, ganadores de doce Goyas, mostraron unas imágenes de trabajo de su primera serie en el marco del Festival de San Sebastián. A su lado, un sonriente pero agotado Alberto San Juan habló por primera vez del mito de la moda en una producción que la plataforma de Disney estrenará en todo el mundo. «Nunca me había tocado un personaje de tal dimensión en un proyecto con tantos medios y tan ambicioso. Es un absoluto regalo de la vida», reconoció. «He sido sobre todo muy bien mandado por los directores, nunca he sido tan disciplinado, porque no podía ser un disidente, sino un soldado», señaló. El ganador de dos Goyas confesó que no tenía ni idea de moda y que tampoco hablaba francés y euskera, idiomas que se escucharán además del castellano en una serie rodada en España y Francia. «Ha sido muy placentero introducirme fugazmente en lo euskaldun», dijo.

Balenciaga aprendió a los doce años a utilizar la máquina de coser de su madre, costurera de los marqueses de Casa Torres. Su padre, marinero y alcalde por el Partido Liberal en Sagasta, solía transportar en su barco a la reina María Cristina y sus hijos durante el veraneo en la costa vasca. Salió con diez años de su pueblo para instalarse en San Sebastián y allí aprendió el oficio de sastre. En la Guerra Civil se marchó a París, donde se convirtió en el nombre más exquisito de la alta costura. Cuatro años antes de morir de un infarto vistió a las azafatas de Air France, la única concesión de un modisto de las élites, que no quiso saber nada del prêt-à-porter. Solo dio dos entrevistas al final de su vida. La muerte de su gran amor, Wladzio d'Attainville, hijo de una de sus clientas, coincidió con la desaparición de su madre. Tras su jubilación, Balenciaga se retiró a su caserío en Igeldo, donde conservó junto a la chimenea la máquina de coser de su madre.

Falta de control

«Balenciaga es una figura de la que se sabe poco, cercana en el tiempo», contaron los directores. «Hemos tratado de mantener el equilibrio entre la especulación y el rigor y el respeto. Que la serie hable de algo más allá del biopic». El libro de Miren Arzalluz sobre el modisto ha sido clave en la labor de investigación para una serie de época que moviliza a un equipo de 100 personas y 2.000 figurantes. Belén Cuesta es Fabiola de Mora y Aragón, que antes de convertirse en reina de Bélgica formó parte del círculo del maestro de Getaria durante la etapa más fructífera de su carrera. Patrice Thibaud es Christian Dior; Josean Bengoetxea, el empresario donostiarra Nicolás Bizkarrondo; Cecilia Solaguren, su mujer Virgilia Mendizabal, y Thomas Coumans, Wladzio D'Attainville, pareja y socio de Balenciaga.

La música corre a cargo de Alberto Iglesias, ganador de once Goyas. «Balenciaga se frustraba ante la falta de control», apuntan los realizadores, que han conseguido que San Juan rezume «guipuzcoanismo y humanidad». La autoría y la necesidad de control serán claves en un personaje en cuyo retrato sus autores han tenido «libertad plena, como si hiciéramos una película».