«El señor de los anillos: Los anillos de poder»: una serie que desborda la pantalla

PLATA O PLOMO

Los elfos Elrond y Galadriel se encuentran en Lindon
Los elfos Elrond y Galadriel se encuentran en Lindon Amazon Prime

Los dos primeros capítulos de la ficción de Amazon Prime Video proponen una historia renovada, libremente inspirada en la obra de Tolkien y respetuosa con su herencia

02 sep 2022 . Actualizado a las 18:34 h.

Desde el momento en que se anunció que Amazon Prime Video preparaba una producción sobre El señor de los anillos adaptada al formato seriado de moda, el proyecto, desarrollado durante cinco largos años y con restricciones y confinamientos de por medio, levantó las suspicacias de los seguidores más fieles de J. R. R. Tolkien y de sus libros. Intentar ir en la pantalla más allá de la obra del autor y de las dos trilogías que creó Peter Jackson para el cine, primero con la aventura que arranca cuando Frodo parte de la Comarca y, después, con el periplo de Bilbo Bolsón, parecía una tarea tan inalcanzable como cruzar el abismo de Helm.

Los dos primeros episodios de Los anillos de poder, estrenados este viernes en la plataforma, demuestran con holgura que los miedos eran infundados. Esta superproducción, considerada la más cara de la historia de lo que ahora se entiende por televisión y disponible también en gallego, ha invertido bien cada uno de los mil millones de euros destinados al proyecto. Cada fotograma suena a dinero. Su escenografía y su ambientación no desmerecen en nada la herencia visual recibida del director neozelandés (totalmente ajeno a esta serie). Desbordan, de hecho, los pequeños dispositivos domésticos y necesitarían una pantalla lo más grande posible para apreciar con detalle todas sus filigranas. En su primera gran escena de batalla, visualmente grandiosa, se pueden intuir las referencias de otras guerras televisivas más recientes, pero al fin y al cabo ¿quién puedo borrar todo lo visto previamente en esta era de la burbuja de las series?

En lo que respecta a la historia, Los anillos de poder no es el desastre que los amantes del canon creado por Tolkien pronosticaban. Cuando se mira con los ojos de un espectador amateur, sus dos primeros episodios, firmados por J. A. Bayona, son un magnífico entretenimiento del género fantástico y de acción, muy por encima del nivel medio de los estrenos actuales en sus diálogos y personajes. Para quienes busquen rigor y fidelidad absoluta a las páginas originales, su satisfacción dependerá de su capacidad para transigir con una historia que brota de forma libre a partir de apuntes y apéndices del autor británico, sin tocar sus obras totémicas, y apoyada en la condición de admiradores de sus creadores, Patrick McKay y J.D. Payne. Sus personajes y diálogos 

Bien pensada para tiempos de público sobreestimulado, la historia arranca con una introducción muy precisa de unos quince minutos en la que se despliegan las premisas y se dibujan algunos paisajes y personajes. En una refriega aparece, sí, la visión de unos dragones mortíferos, pero esto no es Juego de tronos, aunque en su ambición se parece y los estrenos de las precuelas se superponen. Con una calificación para mayores de trece años, aquí se desarrolla una lucha del bien contra el mal encabezada por la elfa Galadriel. En las películas de Peter Jackson, una Cate Blanchett envuelta en una aura de luz encarnaba a este personaje que ahora, muchos siglos antes de que ocurriera todo aquello, es una joven guerrera con armadura a lo Juana de Arco y salpicada de sangre de trol. Galadriel es tozuda y desobediente y parece ser la única persona en la capital de los Altos Elfos que es consciente de que el mal existe y está al acecho, a la espera de que los demás bajen la guardia.

La serie arranca miles de años antes que El señor de los anillos, en la segunda edad de la Tierra Media, un mundo tan joven y sin mancha que vivía en la inocencia. «No teníamos una palabra para la muerte porque pensábamos que nuestra dicha sería eterna».

En ese edén primigenio, los hombres se ocupan de sus campos de cereales; los elfos protegen los bosques; los enanos, sus minas; los árboles, la tierra; y los pelosos viven libres de preocupación sin salirse del camino establecido. Cuestiones científicas, como el principio de Arquímedes  -«¿Sabes por qué un barco flota y una piedra no?»-, se justifican con creencias místicas.

Pero en este mundo ocurre como en todos los demás, que las bayas son más grandes y sabrosas al otro lado de las verjas y que es inevitable pensar que existen más allá grandes maravillas por descubrir.

Tampoco importa la insistencia del rey Gil-Galad al declarar: «Nuestros días de guerra han terminado, hoy empiezan nuestros días de paz». A Galadriel su instinto y las ansias de venganza que la mueven le dicen que debe perseguir la marca de Sauron, el señor oscuro, hasta conseguir liquidarlo.

En Los anillos de poder la heroína es mujer y su reparto coral está formado por un grupo de actores hasta ahora poco conocidos y de orígenes distintos, porque además de poner el listón de la serie de televisión más cara quiere abanderar también, con naturalidad, la diversidad en el género de acción.