«Heels»: Bien de drama familiar y bien de oblicuos vikingos en el ring

PLATA O PLOMO

El drama de lucha libre de Starzplay es una de las revelaciones del año

17 abr 2022 . Actualizado a las 17:59 h.

Se habla poco del wrestling, esa lucha libre profesional que es puro espectáculo, látex y purpurina, ojos inyectados en kohl, acrobacias aéreas, maniobras marciales y mamotretos enmascarados firmando autógrafos. Súmenle a este entorno hipnótico un señor drama familiar (hermano contra hermano) y tendrán un pase directo a la cocina de la lucha libre de cartón piedra que toca -por momentos apalea- la patata del espectador. Aunque llegó con redoble de tambores -la dirige Peter Segal (Shameless) y la protagonizan Stephen Amell (Arrow) y Alexander Ludwing (el Björn de Vikingos, ¿quién se resiste ahora?)-, de un primer vistazo Heels casi repele: una historia de corte deportivo que se adentra en los intríngulis del Pressing Catch independiente de la América más redneck. Y esto es lo que es, pero también es mucho más.

Es una inmersión de ocho episodios en un mundo exótico, al menos para los que habitamos en esta nuestra península Ibérica, una atmósfera con códigos amañados en la que unos tipos viven para poco más que articular una telenovela en vivo y en directo para los hombretones de la parroquia. Este clima es, por adictivo, la primera victoria de esta creación de Starzplay que, una vez logra atraparnos, hacernos desear vivir en ese pueblo de Georgia -acudir al rodeo, a la feria estatal-, nos habla de lealtades y de ambigüedades.

Con vocación de serie de lenta digestión (acaba de ser renovada por una segunda temporada y no sería raro que enganchase otro par más) y etiquetada ya por los ases del clickbait como el Friday Night Lights del combate en el ring, Heels exhibe ante el espectador el poder de lo impostado, incluso cuando uno sabe que lo es, disecciona con ternura y familiaridad el peso que adquiere la mirada del otro. Lo que somos en función de lo que ve el de enfrente, o lo que espera o quiere ver.