«El corazón del imperio» retrata la Roma clásica desde la mirada de las mujeres

Vidal Arranz COLPISA / VALLADOLID

PLATA O PLOMO

Dirigida por Israel del Santo y conducida por Santiago Posteguillo, la serie documental está disponible en Movistar+

26 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una mirada sobre Roma muy distinta a la que conocemos. Con las mujeres en el centro del relato. Eso es lo que promete El corazón del imperio, una serie documental producida por Movistar y Globalset, dirigida por Israel del Santo (responsable de obras como Conquistadores, Lola o El Palmar de Troya), y con el escritor Santiago Posteguillo como conductor. Es la misma historia, sin cambiarla, pero completa, contada desde su mirada, y cubriendo las lagunas de nuestro conocimiento. 

Así, por ejemplo, en el primer capítulo descubrimos que había mujeres gladiadoras, profesionales de los coliseos, y que, en algunos casos, optaban por tal oficio no por necesidad, pues procedían de clases pudientes, sino por ansia de vivir otro tipo de experiencias. Pero por la serie desfilarán también algunos personajes históricos documentados, pero poco conocidos fuera del ámbito académico, como Fulvia, una auténtica mafiosa del siglo I, la primera mujer romana que dirigió un Ejército. O Livia, que llevaba su afición y conocimiento de las setas hasta los terrenos del envenenamiento. O Julia Mesa, la primera mujer senadora. O Heliogábalo, un emperador trans.

La serie está estructurada en torno a una serie de temas que son introducidos por Posteguillo, y luego son desarrollados, por un lado, a través de las recreaciones dramáticas, y, por otro, con las explicaciones de historiadoras y expertas en el periodo. «No quisimos caer en el error de ser nuevamente los hombres los que contáramos esta historia», explicó ayer Israel del Santo, «y Santiago Posteguillo y yo decidimos hacernos a un lado para que sean ellas las que tomen la palabra y nos cuenten la historia».

A ello hay que añadir que las recreaciones dramatizadas de los distintos episodios se rodaron en latín (subtituladas luego al castellano) para reforzar la sensación de veracidad de lo que se cuenta. «Cuando supe que rodaríamos en latín me entró pánico, porque no sabría si podría memorizar mis diálogos en esa lengua, pero ahora estoy encantada con el resultado», admite la actriz Aitana Sánchez-Gijón, que interpreta a Julia Mesa y encabeza un gran elenco actoral en compañía de Sandra Escacena, Joana Patrana, Erika Sanz, Alba Luna, Carolina Garrido o Inty El Meskine. «Lo que la serie cuenta ha sido para mí un descubrimiento y creo que también lo será para el público».

Filmada en Valladolid

El uso del latín lo justifica Santiago Posteguillo. «Decidimos lanzarnos a darle un toque de realismo y autenticidad. Es una serie transgresora», asegura el escritor, especializado en novelas históricas sobre la Antigua Roma. Entre ellas, las trilogías sobre Escipión el Africano y sobre Trajano.

El corazón del Imperio quiere demostrar que se pueden filmar series que atrapen pero que al final no solo dejen al espectador la sensación de haberlo pasado bien, sino de «haber aprendido mucho por el camino«, recalca el autor, que, como el resto del equipo, se desplazó para la presentación oficial de la serie hasta el Museo de las Villas Romanas de Almenara de Adaja (Valladolid), escenario de todas las escenas interiores de las recreaciones, mientras que los exteriores se filmaron en el estudio Sofía en Bulgaria.

Las filmaciones no se realizaron en la parte del yacimiento arqueológico, sino en el edificio didáctico que recrea cómo era una vivienda romana de la época, que se utilizó como plató polivalente. De hecho, el equipo de la productora trabajó durante meses para decorar el espacio museístico de un modo más acorde con las necesidades de la narración, y tuvo libertad para realizar todos los cambios necesarios en una colaboración entre el mundo del cine y el museo muy poco habitual.

«No se trata de recontar la historia, ni cambiarla; es contarla completa», recalcó Posteguillo. Y así, por ejemplo, cuando se nos narre el asesinato de Julio César veremos algo que no suele tener cabida: cómo reciben su muerte su esposa y su amante Cleopatra. A este respecto, por ejemplo, descubriremos que Cleopatra era una mujer muy culta, capaz de conversar de tú a tú con Cicerón —como mostrará la serie— que dominaba idiomas y que tenía una gran habilidad diplomática. También, además, que no fue de ningún modo esa devoradora de hombres en la que la leyenda le ha convertido, pues en realidad solo tuvo dos grandes pasiones.

La historiadora Patricia González, que acaba de publicar Soror. Mujeres de Roma, y que es una de las expertas que aportan sus explicaciones al relato, resalta la importancia de «bajar al barrio de las mujeres reales» para ver que muchas de ellas no se ajustaban a los estereotipos o a la visión convencional. «Había matronas, sí, pero también canteras, herreras, gladiadoras», subraya. «Es importante que esta visión no se limite al territorio académico, sino que pueda llegar también al gran público».

La filóloga Cristina de la Rosa recalca lo importante que es divulgar nuestro pasado romano «porque mucho de lo que somos viene de ahí». Y, como el resto del equipo, se muestra muy orgullosa de haber participado en este singular proyecto.