«El desorden que dejas»: la Galicia bonita que conquistó a Netflix

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

PLATA O PLOMO

Inma Cuesta, en el paseo fluvial del Río Avia, en Ribadavia.
Inma Cuesta, en el paseo fluvial del Río Avia, en Ribadavia. Netflix

El «thriller» de Carlos Montero, primera producción de la plataforma en la comunidad, lleva paisajes de A Coruña, Lugo y Ourense a 190 países

13 dic 2020 . Actualizado a las 12:31 h.

Del salitre de La Marina y la playa de Riazor, en A Coruña, a las brumas medicinales de las termas de Ourense, Galicia es el alma y el paisaje donde se desarrolla El desorden que dejas, la primera serie de Netflix grabada íntegramente en la comunidad y que acaba de estrenarse en 190 países. Producido por Vaca Films, este thriller de ocho episodios está ambientado en la localidad ficticia de Novariz, inventada por Carlos Montero, autor de la serie y de la novela en la que está basada (ganadora del premio Primavera), a imagen y semejanza de la Galicia interior de Celanova, Allariz, Ribadavia, su paisaje natal. «Cuando empezamos a localizar queríamos mostrar una Galicia que no desentonase con la historia; era importante mostrar una Galicia brillante, luminosa, tratando al mismo tiempo de que fuese muy real -dice la productora Emma Lustres-. Esto ya lo hicimos en la película El desconocido, que rodamos en A Coruña y la gente nos decía que parecía Nueva York por lo bien fotografiada que está. Con El desorden que dejas pasa lo mismo».

Otra de las apuestas importantes de la serie, en la que el 85 % del equipo técnico y artístico es gallego, ha sido recalcar la musicalidad del acento autóctono, incluso en el caso de los actores que proceden de otras comunidades del país. «No voy a negar que es una decisión delicada, porque muchas veces cuando los actores no trabajan con su propio acento es complicado que el nivel de interpretación sea el mismo -relata Lustres-. Pero tanto Carlos como los propios actores lo tenían muy claro desde el minuto uno. De hecho una de las cosas que más preocupaba a los intérpretes era su coach, la persona que les ayudaba y trabajaba con ellos el acento. Teníamos cuatro personas especializadas. Para ellos fue muy estimulante, pero también supuso un sobreesfuerzo el ser capaces de trabajar en un acento distinto al suyo y que sea vea natural, no forzado. Creemos que funciona bien y estamos orgullosos del trabajo que han hecho».

 El instituto de Celanova

Barba Lennie y Arón Piper, en el instituto de Celanova.
Barba Lennie y Arón Piper, en el instituto de Celanova. JAIME OLMEDO

Una de las localizaciones más especiales de cuantas se utilizaron para grabar la serie es el instituto de Celanova, un edificio neoclásico que pasa por ser el centro de secundaria más hermoso de la comunidad. «En la ficción los institutos normalmente se hacen en platós. No es fácil irte a un instituto a rodar, sobre todo si lo haces en invierno y hay clases», subraya la productora, que asegura que tanto en el centro escolar como en el resto de las localizaciones gallegas todo han sido facilidades para este trabajo. Para mayor operatividad, la escenas que transcurren en el aula y el pasillo principial se grabaron en un edificio anexo al centro cedido por el ayuntamiento. 

Para Carlos Montero, escritor, guionista y director de este noir sobre las relaciones entre alumnos y profesores, rodar en este lugar fue doblemente especial, porque supuso volver al instituto donde él estudió. Todo un viaje a los orígenes. «Al principio no había pensado en ir allí, pero cuando empecé a ver otros institutos siempre tenía presente el mío. Entonces me rendí a la evidencia», explica.

Las termas de Bande (Ourense)

Arón Piper, en las termas romanas de Bande.
Arón Piper, en las termas romanas de Bande. Netflix

Más allá de retrotraerse a sus años de estudiante en esta serie de implicación muy personal, una de las localizaciones para Montero «más extrañas y más bonitas» son las termas de Bande. «Quería que el mundo conociera la historia termal que hay en Ourense y en Galicia. Esas termas me encantan, porque están al lado del embalse de As Conchas; a veces se cubren cuando el pantano está lleno y, entre la bruma, el agua caliente, el humo, tienen un componente muy mágico. Y ahí transcurren secuencias muy importantes», afirma.

Escuela de Idiomas (A Coruña)

Biblioteca de la Escuela de Idiomas, en A Coruña.
Biblioteca de la Escuela de Idiomas, en A Coruña. Netflix

La sala de profesores de la ficción, con su disposición en dos alturas, se corresponde con la biblioteca de la Escuela de Idiomas de A Coruña, donde se realizó una intervención especial para unificar su aspecto y darle continuidad con el resto de las áreas del instituto. «Revestimos varias paredes con piedra para simular que era el instituto de Celanova y cuando nos fuimos nos pidieron que lo dejáramos todo tal cual, como en la serie, porque les encantaba», afirma Emma Lustres.

«Estoy muy orgulloso del hecho de que en la serie hay mucha presencia de los libros. Desde las dos protagonistas, que son profesoras de literatura, hasta que las paredes están llenas de libros -destaca Carlos Montero-. No tengo muchas ocasiones de hablar de una de mis pasiones, la lectura, ni de citar a autores que me encantan, especialmente autoras femeninas».

Inma Cuesta, en La Marina (A Coruña).
Inma Cuesta, en La Marina (A Coruña). Netflix

Y también está A Coruña, ciudad de procedencia de la protagonista, interpretada por Inma Cuesta. Y ahí figuran la Torre de Hércules, el paseo marítimo, las galerías de La Marina... «Los símbolos de las ciudades está bien situarlos. Decía Hitchcock que si vas a rodar a París, saca la Torre Eiffel. Esto es parecido. La protagonista viene de Coruña y me gustaba reflejar ese viaje que hace de la costa al interior, que es muy metafórico», indica el guionista y director.

Bosques y naturaleza

Área Natural de Chelo, en Coirós.
Área Natural de Chelo, en Coirós. Netflix

Destaca Emma Lustres que otras de las localizaciones que «contribuyen a darle a la serie su aire de género negro» son los bosques, los montes y los paseos por áreas naturales como la de Chelo, en Coirós (A Coruña).

«Rodamos también en un molino de Lugo, que es el restaurante de los suegros de la protagonista -cuenta Carlos Montero-. A mí en las series me encanta crear universos en los que te apetezca estar; ya puede ocurrir algo muy dramático, o trágico o ser un thriller oscuro, a mí me gusta idealizar los espacios. Ya que el espectador se va a pasar siete u ocho horas en este universo, quiero que se encuentre en un lugar confortable. Mi Galicia es real, pero está un poco idealizada; no es de postal, pero sí un sitio con mucho encanto».