Los «Antidisturbios» de Sorogoyen radiografían la violencia policial

Amanda Rubio MADRID / EFE

PLATA O PLOMO

Enrique Baró

Roberto Álamo, Raúl Arévalo, Álex García y Vicky Luengo protagonizan esta serie que se emitirá en Movistar+

24 dic 2019 . Actualizado a las 10:51 h.

Aburrido del concepto de héroes y antihéroes, Rodrigo Sorogoyen le toma el pulso a los «polémicos y ambivalentes» Antidisturbios en la serie de Movistar+ , en la que se adentra en estas Unidades de Intervención Policial (UIP) para hacer de ellas un retrato «humano», lejos de «los blancos y los negros». «La idea es hacer una radiografía de la violencia en la humanidad en general, en la policía en concreto y aun más en los polémicos antidisturbios», ha explicado el director ganador del Goya a mejor dirección en el 2019 por El reino en un encuentro con la prensa durante los últimos días rodaje.

Aún sin fecha de estreno, la ficción narra la vida de seis antidisturbios implicados en un polémico desahucio que investigará la agente de Asuntos Internos Laia Urquijo, que acaba descubriendo una red de corrupción inmobiliaria que creará una curiosa alianza que arriesgará todo para descubrir la verdad. La serie co-creada por el director de Stockholm (2013) junto a Isabel Peña cuenta en su reparto con Vicky Luengo en la piel de la investigadora y Roberto Álamo, Raúl Arévalo, Álex García, Hovik Keuchkerian, Patrick Criado y Raúl Prieto como los seis componentes del Furgón 93 de la UIP.

A pesar de esta superioridad de rostros masculinos en el elenco, el director rechaza rotundamente la idea machista y alega que se trata de «un reflejo de la realidad» en un sector en el que «más del 90 % son hombres».

Sorogoyen (Madrid, 1981), reconoce las «reminiscencias y similitudes» de su primera serie con dos de sus anteriores cintas, El reino (2019) por la trama de corrupción y Que Dios nos perdone (2016) por el contexto policial, aunque cree que al tener más metraje que una película, «se permite un tono más humano y con más ternura» que las cintas, «más esclavas de la trama».

De hecho, en Que Dios nos perdone el personaje de Roberto Álamo iba a ser en principio un antidisturbios y, aunque finalmente se compuso como policía, la idea siguió sobrevolando sobre el director. De ese germen inicial surge esta serie, en la que Álamo se convierte en un antidisturbios depresivo que intenta luchar contra ello, «sin armas emocionales ni sociales para poder decir en voz alta que está mal», según explica el propio actor.

En el otro extremo está Alexander Parra, «un tío feliz que no se plantea las cosas más allá del día a día» al que da vida García y que deberá descubrir «si la vida es tan transparente y luminosa como el piensa», adelanta Álex García.

Uno de sus mejores amigos es Diego López, otro de los chicos del furgón al que interpreta Raúl Arévalo, al que todos los conflictos de la serie le sorprenden mientras intenta conseguir el traslado a A Coruña, donde está su familia, «por lo que la investigación le removerá todos los cimientos».

Con una vida mucho más caótica presenta Hovik Keuchkerian a su personaje, Salvador Osorio, jefe del grupo que «vive por y para ellos», porque su vida personal es un «despropósito», entre alcohol, cigarro, dos exmujeres y dos hijas a las que debe pasar pensiones para las que el sueldo no llega.

Igual de implicado en la «hermandad infranqueable» del grupo está Rubén Murillo, el más joven de la pandilla, «visceral» y con una impulsividad «que en demasiadas ocasiones le lleva a la violencia», según Patrick Criado.

A este grupo tan unido se incorporará Elías Bermejo, un hombre «que llega huyendo de problemas y se encuentra con otros peores», cree el actor que le da vida, Raúl Prieto.

Vicky Luengo será Laia Prieto, encargada de investigar sus cuestionables acciones, una mujer «que sirve como retrato de las mujeres fuertes de hoy en día», que confía «en la palabra por encima de la fuerza» y que deberá reconstruir los cimientos de su concepto de la verdad y la justicia a medida que avanza la trama y va cobrando protagonismo.

El rodaje que Sorogoyen considera el más complicado de su carrera se ha llevado a cabo en casi doscientos escenarios reales y toca temas sociales como los desahucios, los juicios en la Audiencia Nacional, el problema de los manteros o las revueltas que provocan los hinchas del fútbol con los que prometen poner a prueba los prejuicios sobre los antidisturbios.