Tras «La peste», ahora llega la mafia a Movistar+

Julián Alía MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

Movistar estrena este viernes los seis capítulos de la segunda temporada de la serie, escrita por Rafael Cobos y dirigida por Alberto Rodríguez y David Ulloa

15 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco años después de la última gran epidemia de peste, Sevilla ha disparado su población hasta máximos históricos. Dado que el Gobierno es incapaz de alimentar a sus habitantes y ofrecerles unos servicios médicos mínimos, el descontento social acaba cristalizando en el nacimiento de La Garduña, el crimen organizado, que toma el control de la ciudad. Esa es la trama de la segunda temporada de La peste, que estrena mañana en Movistar, del tirón, sus seis capítulos de 45 minutos. Rafael Cobos es el showrunner de estas nuevas entregas, de las que Alberto Rodríguez ha dirigido las dos primeras, y David Ulloa las cuatro restantes.

«Con la llegada de un nuevo asistente a la ciudad, que es el personaje de Pontecorvo, se va a establecer una lucha entre el cabildo y ese poder paralelo que se ha generado a pie de calle. La Garduña», adelanta Cobos. Sin embargo, el guionista admite que la serie «tuvo muchas derivas», y no estuvo claro desde un principio por dónde iba a continuar esta segunda temporada, que se había confirmado antes de concluir la primera.

Él es el encargado de dar cohesión a la trama y el que «vela porque el resultado final sea representativo de su origen». Rafael Cobos explica que esta nueva figura, la del showrunner, «o su traducción ibérica como director creativo», viene a representar una especie de ascenso del guionista o uno de los creadores, que ahora pueden «asumir el riesgo y la responsabilidad de decidir».

Alberto Rodríguez afirma que Cobos «no ha sido un guionista al uso» desde la primera película que hicieron juntos. Recuerda, por ejemplo, que en 7 vírgenes «estaba todos los días en el rodaje», y volvió a hacerlo «durante unas cuantas películas». «No es de esos que entrega las 90 páginas y se va a casa, y eso permite que la película o la serie esté viva hasta el último momento», asegura.

Se trata de un papel que ha agradecido mucho David Ulloa, que entró «de nuevas en esta serie». «Sin la visión del guionista creador hubiese sido muy complicado. Me he sentido muy cómodo trabajando amparado por alguien que estaba muy apegado a que no nos desviáramos demasiado de la línea», asegura el director de los últimos cuatro episodios, para quien tener «cuatro meses para preparar los seis capítulos de La peste ha sido un lujo». Además, cada uno dura unos 45 minutos, lo que permite «que el espectador se vea al menos dos capítulos seguidos». «Es como si estuviésemos haciendo una peli de hora y media», concluye Ulloa.

Fibra sin tocino

En esa misma línea abunda Cobos, que lo califica de «un tiempo perfecto», ya que «permite que tenga fibra y no tocino», a diferencia de los episodios de más de 70 minutos, que «al final son un poco excesivos y pecan de tener, desgraciadamente, un poco de relleno». Por su parte, Alberto Rodríguez comenta que con este cambio de modelo audiovisual tiene la sensación de que el producto gana en calidad, porque «la historia que queda está mucho más destilada», y las jornadas de rodaje «cunden mucho más».

Aunque el director de las dos primeras entregas se reconoce «incapaz» de verse seguidos «seis capítulos de nada», admite que le parece un acierto que la serie se estrene de golpe. «Es el signo de los tiempos. Hay gente que cogerá su manta y su sofá y se verá los seis entre el viernes y el sábado, supongo, y otros lo irán consumiendo poco a poco», explica. Y por si alguno no vio la primera temporada, Rodríguez añade que la segunda «se puede ver de manera completamente independiente» y que en esta ocasión han primado «sobre todo la aventura, tratando de no poner obstáculos al espectador».