Títulos como «Show me a hero» o «Un escándalo muy inglés» se han basado en casos verídicos para elaborar sus tramas
05 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.A la ficción siempre le ha gustado elucubrar sobre cómo se comportan los políticos cuando no les vemos, el modo en que gestionan su vida privada, la manera en la que alcanzan pactos, las verdaderas razones que les motivan para pelear por el poder. Para no tener que imaginar demasiado, muchas series han preferido retratar a personajes históricos, tomar sus vidas como referencia y trasladarlas a la pantalla. Para qué dibujar a personajes inventados cuando algunos reales dan tanto de sí.
Posiblemente unos de los más célebres son los Kennedy, cuyas trayectorias parecían propias de guión de cine. Romances de ensueño y fatídicos desenlaces marcaron sus existencias y esos, como es lógico, son argumentos que seducen al espectador. Los Kennedy (2011), conformada por ocho capítulos, fue una de las primeras producciones propias de History Channel. Protagonizada por Greg Kinnear y Katie Holmes, se proponía reflejar los claroscuros del popular clan sin dejarse embelesar demasiado por él.
La ficción acierta en la evolución -para bien y para mal- que experimentan diferentes personajes, pero se queda corta a la hora de plasmar acontecimientos históricos (como lo que sucedió en Bahía de Cochinos) en los que sus decisiones tuvieron mucho que ver. Con todo este título resulta curioso y sirve para desvelar algunos datos de los antecedentes de JFK, mucho menos conocidos que todo lo que sucedió más tarde con él.
Más original es el punto de partida de 22/11/63, basada en una novela de Stephen King, que se centra en un profesor de instituto que acaba de sufrir una gran pérdida y siente la necesidad de hacer algo por lo que su vida cobre sentido de nuevo. Su plan es viajar al pasado para intentar evitar el asesinato del presidente John F. Kennedy.
Sin salir de Norteamérica, pero retrocediendo unos cuantos años, eso sí, nos encontramos con Enoch L. Johnson, un político que fue apodado Nucky, y que se enriqueció desde Atlantic City vendiendo alcohol durante la Ley Seca. Su nombre se cruzó con el de figuras del hampa como Al Capone o Lucky Luciano. Boardwalk Empire realizó un retrato libre de sus andanzas. Protagonizada por Steve Buscemi, cuenta entre sus productores con Martin Scorsese, que también se ocupó de un episodio piloto conocido en la industria audiovisual estadounidense por haber costado nada menos que 18 millones de euros, uno de los más caros de la historia.
La ficción se aproxima con contundencia y lujo de detalles a un hombre que, aunque ocupaba el cargo de tesorero, era quien en realidad controlaba todo en Atlantic City y su condado. Su mandato se desarrolló durante los felices años 20 y estuvo salpicada por escándalos relacionados con el contrabando, el juego y la prostitución en los que se vio involucrado.
Un alcalde con principios David Simon también tiró de un caso real para aproximarse de nuevo a la política (lo había hecho en The Wire, que aunque no cuenta casos con nombres y apellidos reales sí se basa en unos cuantos para elaborar sus tramas). Tras Treme echó mano del libro Show me a Hero, escrito por la periodista del New York Times Lisa Belkin, en el que recogía la historia del que fuese alcalde de Yonkers (un municipio de Nueva York) desde 1987 hasta 1993.
Tomando prestado el título de la obra, la serie narra cómo Nick Wasicsko tuvo que enfrentarse a su llegada al poder con una orden judicial que le obligaba a construir un grupo de viviendas para familias sin recursos en los barrios de blancos de la ciudad, lo cual convulsionó a una sociedad de la época eminentemente racista. El joven debió asumir todo tipo de críticas y presiones simplemente por el hecho de hacer cumplir una sentencia y de llevar adelante una política que pretendía que cualquier persona, independientemente de su condición social, pudiese acceder a una vivienda.
Volviendo a The Wire, no fueron pocos los que detrás del joven y carismático concejal Carcetti de la tercera temporada quisieron ver la figura del que fuese gobernador de Maryland, Martin O'Malley, pero nunca existió confirmación de esto.
Donde no hay duda con los nombres ha sido en Un escándalo muy británico, miniserie basada en hechos reales que estrenó la BBC el año pasado, dirigida por Russell T. Davies (adaptación del libro de John Preston). Se centra en Jeremy Thorpe, líder del Partido Liberal, que a finales de los 60 trató de esconder una relación homosexual que había mantenido para que no empañase su carrera política. Y lo hizo de un modo tan torpe que terminó en los tribunales acusado de incitación e intento de asesinato.