El «tempo»

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

PLATA O PLOMO

11 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todo va demasiado deprisa. Hemos perdido el tempo. ¿Dónde están los oficios en los que era fundamental pesar los segundos, medir los gestos, trazar con las manos como si se estuviese esculpiendo? Hoy somos una fábrica de velocidad y así, fugaces, reventamos la calidad. Viendo esas series de televisión que tienen un toque a Cuéntame como El tiempo entre costuras o Velvet, la nostalgia atrapa. Y da gusto ver a esas costureras que ponían todo su arte y su cariño en unas prendas que duraban toda una vida. Esos muebles que eran para siempre. Esos relojes que se heredaban de generación en generación. Claro está que todo es más barato, que hoy se vive mucho mejor en cinco millones de cosas, pero lo de antes tenía un tempo que hoy no existe. Las recetas en la cocina se hacían esperar. Ahora es como si todo lo hiciésemos a la velocidad del microondas. Así estamos críos y no tan críos jibarizados en las pantallas de los móviles, tecleando lo que no pensamos ni sentimos. La rapidez es mala consejera. Precipitarse lleva a los precipicios. Es como si la vida no la saboreásemos. Como cuando cruzas un valle por el viaducto de una autovía y, sí, llegas antes y más seguro, pero te pierdes todos los pueblos que quedan allá abajo.