Luis Zahera se sincera sobre la relación con su padre o su colegio en Santiago y revela por qué no repitió aparición con Feijoo: «Me asusté»
VIVIR SANTIAGO

El actor santiagués protagonizó anoche junto a Risto un nuevo «Viajando con Chester»
10 jun 2025 . Actualizado a las 17:58 h.A pesar de que Luis Zahera reconocía que mucha gente de su entorno le había desanimado a sentarse en el sofá de Risto Mejide —«Me decían: ''Te la va a liar''»—, el actor santiagués mostraba ya de inicio su agradecimiento por ser entrevistado en Viajando con Chester, el programa de Cuatro emitido anoche. En la entrega televisiva, grabada en un desguace de gran simbolismo al ser en él donde algunos de los personajes del intérprete fueron asesinados, el compostelano no dudó además en sincerarse y recorrer tanto algunos pasajes, más conocidos, de su vida personal como otros que desveló por primera vez.
La charla arrancaba entre bromas recalcando de nuevo Zahera su anhelo por, entre tantos papeles de malo, protagonizar alguno de galán. «De esos de morrear», comentaba entre risas, admitiendo aún así la curiosidad de que, pese al perfil escénico que lo caracteriza, muchos en la calle le dan las gracias por entretenerles. «Protagonizo delitos que entretienen», reflexionaba, repasándose mientras en pantalla cómo ya empezó a coquetear con la maldad en el cine en el año 2008.
La charla se conducía entonces hacia la infancia del actor en Santiago. «Cuando era pequeño yo no jugaba a ser el malo. Era como el pringado. En el colegio suspendía todo», admitía Zahera, repasando su etapa escolar en La Salle, en unos años de dura enseñanza —«De esos de la letra con sangre entra»— a los que no dudó en aludir.
Zahera puso nombre a los hermanos que más respeto le infundían, como al que los alumnos apodaban Tutankamón, rescatando incluso cómo fue su primer día de clase. «El tutor miró a los 54 niños y se paró delante de mí. No había hablado nadie. Yo me alegré de que se dirigiera a mí. Entonces me pegó un bofetón, de aquellos que te meabas de miedo. Y dijo lo siguiente: ''Este no hizo nada, el que haga algo que se prepare''», señalaba ante Risto.
La difícil relación con su padre fue otro de los temas que centró la charla. Ante la pregunta de Risto de cómo recibió su progenitor su vocación actoral, el santiagués lo ilustró gráficamente. «Mi padre te veía leyendo un guion o ensayando y te decía: ''Mucho tienes que trabajar para no trabajar''… Ese era su análisis de mi trabajo», explicaba el actor.
«Mi padre no se sabía comunicar, no hablaba de cuando era pequeño, no hablaba de sus padres, nos enteramos de mayores que tenía dos hermanastras, que no se comunicaba con ellas. Ese señor era un enigma», aludía a continuación, aclarando que era de esos padres que «no te daban un beso, un abrazo…Yo creo que él se comunicaba con una especie de humor negro», remarcaba Zahera ante un Risto atónito.
«Él de mayor acabó en una residencia y se volvió como un bebé… Ahí ya sí que se alegraba un montón. Era muy amigo de la soledad y yo a veces pienso que voy a acabar como él. Yo tengo miedo a acabar como él, en esa especie de soledad… Yo creo que a mi padre le gustaba estar solo», añadía, bromeando Risto con que Zahera va por el camino. Poco después el actor admitía uno de sus momentos más vacíos, cuando, tras lograr el Goya por As Bestas, y realizar esa noche un sinfín de entrevistas, al llegar al hotel no le esperaba nadie: «Piensas: ''¡Hostia!'' Todo esto, para esto...», aseguraba, sin dejar aún así en ningún momento de sonreír.
El actor no dudaba en poner en valor durante toda la charla a su madre: «Mi madre era todo lo contrario a mi padre… De esa gente de antes. Nos planchaba, nos cocinaba, nos vestía, nos ayudaba a hacer los deberes, además, trabajaba fuera de casa…», matizaba.
Fue precisamente ella, su madre, quien, en unos años, los 90, en los que la droga también causaba estragos en Santiago —«Mi pandilla estaba disgregada»— , la que «le envió» dos años a Nueva York. «Teniendo cuatro hermanas mayores, que me solucionaban la vida, estar allí me espabiló mucho. Tenías que buscarte la vida», admitió el compostelano, repasado cómo en la ciudad estadounidense hizo de todo —«Menos teatro» —, como pintar casas, trabajar en un restaurante de lujo o hacer demoliciones de una planta en las Torres Gemelas. Fue esa circunstancia la que le llevó a recuperar una conversación con su padre que, entendía, ejemplificaba el humor negro del progenitor. «Cuando el atentado del 11-S, en el 2001, él fue el primero que me llamó. Me dijo: ''Hijo mío, ¿tú no tendrás nada que ver?''», afirmaba.
Ya a la vuelta de su periplo estadounidense, fue cuando, como repasó en pantalla, se centró ya en la interpretación. «Yo quería ser actor. Cuando llegué a Santiago llamé a Roberto Vidal Bolaño, que era un director y autor extraordinario», recordaba Zahera. «Le dije que sabía que le hacía falta una persona para el reparto del Centro Dramático Galego… Y añadí: ''Si me pudieras hacer una prueba, yo te lo agradecía. Estuve en Nueva York, vengo con muchas ganas...''», recordaba Zahera.
«Y me dijo que sí, que quedábamos en una cafetería. Una vez allí, va el tipo y me dice, muy listo: ''Pues ahora hazte el borracho aquí en el bar''. Era un bar lleno de universitarios; yo me hice el borracho allí en el bar, incordié, no sé qué, no sé cuánto, y, finalmente, me dio el papel», desvelaba entre risas Zahera.
Ya más serio, respondía a Risto por su parecido con Feijoo y por si realmente ambos eran amigos. «No, sinceramente amigos no somos, colaboramos en el 2020 para unas Navidades…», comentaba Zahera aludiendo a ese spot televisivo navideño que los dos protagonizaron. Por primera vez, el santiagués desvelaba por qué rechazó un nuevo encuentro con el líder popular.
«Mi idea de hacer aquello con Feijoo, siendo yo un votante de izquierdas, era colaborar a que no hubiera tanta crispación... Me pareció buena idea hacer aquella publicidad de Navidad con él», contaba, aclarando que tiempo después el popular le llamó para hacer otra colaboración.
«Y muchos años después me llamó. Yo en principio le di el ok. Lo quiero contar aquí públicamente, le di el ok… Empecé a tener tal bombardeo de que no lo hiciera porque había pactado con quien había pactado en determinados sitios… Me bombardearon de tal manera que me asusté», desvelaba el actor.
«Esa parte mía ingenua, infantil… Me asusté de que hubo gente que me decía: ''Pero como hagas eso…'' Lo dejé tirado porque hablé con sus publicistas y le dije: "Hostia, no aguanto esta presión". Yo, que tengo una distancia ideológica con Alberto Núñez Feijoo, pero no sé, pienso que nos podíamos entender, y tuve tal bombardeo...”, confesaba el actor.