La joven «influencer» con más de 200.000 seguidores que regresa al rural de Ordes y viraliza un vídeo sobre la reforma de la casa centenaria de sus abuelos

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Cedida

«Muchos piensan en creadores de contenidos que se trasladan a las ciudades, como aspirando a más. Nuestro anhelo es estar mejor, en este núcleo de menos de 100 habitantes», destaca Paula Serras, la ordense de 26 años autora de la cuenta «Carmelo Cotton». «Álex, mi pareja, y yo hicimos clic el día del apagón, al darnos cuenta que ni conocíamos a nuestros vecinos», destaca

10 jun 2025 . Actualizado a las 21:44 h.

Fue hace cinco días cuando la creadora de contenido Paula Serras publicó en sus cuentas de Instagram y TikTok (Carmelo Cotton) un vídeo en el que anunciaba su nuevo proyecto vital, que implica un cambio de residencia y una vuelta a su Ordes natal. «Reformando una casa de casi 100 años, en un pueblo de menos de 100 habitantes... Somos Paula y Álex. Después de siete años juntos y muchas mudanzas, hemos decidido cambiar la ciudad por un pueblo de Galicia en el que vivieron durante toda su vida mis abuelos», señalaba en una grabación, ya viral, y que suma más de 7.000 me gusta en cada una de las dos cuentas.

«Creo que cuando la gente piensa en creadores de contenido se imagina a alguien que se traslada a las ciudades, como aspirando a más. Mi anhelo es estar mejor, en este núcleo. Yo me crie en Ordes. Vivía en un piso, pero siempre estaba en la casa de mis abuelos, en el campo. Después de fallecer ellos, la casa quedó abandonada... Yo llevaba tiempo pensando en la necesidad de un cambio. Era una idea que venimos cocinando desde hace mucho... Hubo varias circunstancias que nos ayudaron ahora a hacer clic y a decidirnos. Una fue el gran apagón del pasado abril. Ese día hablé por primera vez con mis vecinos. Me dio mucho que pensar que llevásemos tres años en ese piso de Betanzos y ni supiese cómo se llamaban… Valoré entonces más que nunca la opción de regresar a vivir en una aldea, en comunidad», aclara la joven, de 26 años, aclarando que la idea de ella y de su pareja es estar viviendo en esa casa en menos de un mes.

«La vivienda, pese a que llevaba años sin estar habitada, está en mucho mejor estado del previsto. Sí hace falta cambiar el suelo, pintar, amueblar… Queda aún mucho por hacer, y en tiempo récord. Pero estamos emocionados por la nueva etapa», atestigua la joven influencer, conocida en las redes por promover una moda «con conciencia».

Nacida en Ordes, fue tras terminar sus estudios de fotografía y de estar trabajando en una tienda de ropa en A Coruña —y teniendo su pareja una tienda de moda vintage—, cuando, se familiarizó con el upcycling, una técnica que consiste en transformar prendas de ropa o restos de textil en nuevos artículos. Antes de la pandemia, la joven emprendedora, también para dar una nueva oportunidad a prendas que a lo mejor su pareja no lograda vender al tener una pequeña tara, se decidió a abrir una marca, Carmelo Cotton, con la que rápidamente se dio a conocer creando corsés a partir de ropa de segunda mano. El impulso de las redes, con un lenguaje fresco y cercano, le permitió ir asentado su negocio, incluso teniendo un taller en Betanzos, ciudad donde la pareja, hasta ahora, también vivía.

Hace un año, sin embargo, la joven veinteañera decidió dejar la tienda y continuar creando contenido sobre moda sostenible. «Veía que mucha gente estaba sobre todo interesada en mis consejos. Decidí centrarse en esa faceta de creadora de contenido, con recomendaciones sobre el upcycling, pero hablando en general de todo, siempre a partir de los mismos valores inherentes a una moda lenta, como el uso conscientes de las prendas...», aclara la joven, que ahora retiene el interés viral por su vuelta a un ámbito rural.

«Yo había tenido suerte y, pese a mi edad, mis negocios me habían permitido junto a mi pareja Álex, de 27 años, comprar un piso en Betanzos, algo poco habitual entre gente de nuestra edad. Eso lo ponemos mucho en valor, pero, en cierto modo nos empezaba a pesar estar todo el día encerrados. Nosotros nos dedicamos al márketing y a la gestión de redes. La mayoría del tiempo trabajamos desde casa, en remoto», prosigue.

Fotografía antigua de la casa de Ordes
Fotografía antigua de la casa de Ordes

«Una de las cosas que más nos ilusiona del traslado es poder pasar de 70 metros cuadrados del piso a los 200 de la casa. Nuestros cuatro gatos aquí sí tendrán espacio para correr», atestigua sonriendo, antes de poner el foco en otras importantes razones. «En la aldea hay un sentimiento de comunidad y una energía totalmente diferente… Ganas en calidad de vida. Yo, cuando era niña, estaba muy a menudo en esa casa de mis abuelos, al aire libre. Esta es una vivienda centenaria. Antes había en el mismo lugar otra casa del siglo XVIII; aquí vivieron varias generaciones», refuerza y aclara que ya vendieron el piso que ambos tenían en Betanzos y que su meta es estar viviendo en la casa de la pequeña aldea de Ordes ya en julio.

«Aunque al ser la casa tan antigua siempre te encuentras sorpresas; pero la instalación eléctrica está muy bien. Estamos acometiendo la reforma, de bajo presupuesto. Por el momento estamos tirando muebles y restaurando otros. Creo que dentro de poco ya podremos empezar a pintar… He visto fotos antiguas y me gustaría conservar parte de la identidad que ya tenía la viviendas», destaca, reconociendo que las dos grabaciones sobre la reforma compartidas en sus redes sociales ya han tenido una gran acogida.

«Creo que a la gente le interesa ver cómo estamos reformando la vivienda. Gusta sobre todo que dos jóvenes opten por volver al rural...», incide.