Ellos dan un paso al frente por Valencia: «Se sorprenden de que seamos unos chavales, pero ya llenamos cuatro furgonetas y la idea es enviar siete más»

C. N. SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

Los jóvenes autogestionan sus propias iniciativas, a las que dan recorrido a través de las redes sociales

07 nov 2024 . Actualizado a las 21:30 h.

Cuando los vecinos de Santiago acuden con bolsas cargadas de suministros a los locales que durante estos días se han habilitado como puntos de donación para Valencia, se sorprenden al darse cuenta de que las personas que recogen y organizan las cajas son, en su mayoría, «unos chavales». La catástrofe humana provocada por la dana ha hecho que la juventud de un paso al frente para encabezar la ola de solidaridad ciudadana. Ellos autogestionan sus propias iniciativas, a las que dan recorrido a través de las redes sociales. Recogen material y, con los servicios de oficiales ya saturados, se trasladan hasta las zonas más afectadas para ayudar con sus propias manos. «Cuando nos ven, nos dicen que somos muy jóvenes. Luego, se sorprenden de que hayamos mandado ya cuatro furgonetas y de que vayan a salir desde aquí siete más». 

Habla Adrián Pérez, de 26 años. Se encontraba inmerso en los preparativos para la inauguración de su cervecería, La Jarra, cuando estalló la catástrofe. «Yo, sinceramente, tenía muchas ganas de ayudar», dice el joven, que no dudó en dar un paso al frente y abrir excepcionalmente y de forma indefinida las puertas de su local para transformarlo en un punto de recogida. Hasta allí se acercan los vecinos de la calle Santiago de Chile, que llegan cargados con bolsas en una ola de solidaridad que multiplica lo que Adrián pensaba que podría ser: «Está siendo una locura». Llevan desde el domingo con la colecta y asegura que el bajo está lleno. Basta con entrar por la puerta para comprobar que es cierto. En el interior, todo está apilado en cajas de cartón, una sobre otra y, entre ellas, ni un solo espacio vacío. En el baño guardan garrafas de detergente y, en otra sala, botellas de agua y de leche. Los paquetes de papel higiénico y de cocina, almacenados en una despensa. 

En el cuarto día de colecta, hubo cuatro voluntarios por la mañana y unos ocho a la tarde, todos entre los 17 y los 26 años. Se turnan para organizar la mercancía en las cajas, para apilarlas y para descargarlas en las furgonetas. Ya salieron cuatro «completamente llenas» en dirección a Valencia y su idea es mandar siete más. «Algunas nos las cedieron empresas de Santiago y otros los alquilamos nosotros», explica Adrián. Mantendrán el punto abierto hasta el viernes y, si lo recolectado supera sus expectativas, sumarán más medios de transporte. La idea que tienen es la de conducir ellos mismos hasta las zonas afectadas y quedarse el fin de semana para contribuir. Pudiendo ofrecer también ayuda humana, no les basta con transportar las donaciones. En el viaje se unirán a grupos de jóvenes de otras ciudades que, al igual que ellos, se organizan para pasar allí el sábado y el domingo. 

Dos jóvenes ayudan a organizar las donaciones para Valencia en el local de la cervecería La Jarra.
Dos jóvenes ayudan a organizar las donaciones para Valencia en el local de la cervecería La Jarra.

«Promocionamos la recogida en Instagram y la gente se volcó muchísimo. Lo subían a las historias y nos hablaba gente de todos los lados. Pedimos un poco de ayuda y estamos recibiendo muchísima», cuenta el joven. Cuando lleguen a Valencia y vean de primera mano qué es lo que más necesitan, no descartan iniciar otra colecta desde el local de Santiago. «Lo primero es ayudar», reflexiona Adrián. Ellos no son los únicos jóvenes que durante esta semana se han volcado con la catástrofe. El lunes a la noche salían desde el pub Matrix, en Santiago, cuatro furgonetas cargadas con material para Valencia. Todo venía de una colecta iniciada por la comunidad de Instagram @salseo_usc, muy popular entre los universitarios de la ciudad. Durante todo el día, los voluntarios, entre los que había estudiantes valencianos de la USC, ordenaron y cargaron cajas. «Nos contactó hasta gente que se ofrecía para ir hasta allí y turnarse al conducir, que son unas diez horas de coche», explica la persona detrás de la iniciativa, demostrando que fue un éxito absoluto. En las crisis humanitarias, son los jóvenes los que dan un paso al frente.