La despedida en 15 segundos del director de un instituto santiagués que suma 19.000 reproducciones: «Estoy impactado por los comentarios»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Cedida

El viernes, Carlos Encisa anunció que dejaba de dirigir el IES Antonio Fraguas en Instagram, la red social donde, desde la pandemia, se ganó la complicidad de los alumnos de este centro de Fontiñas y su popularidad se catapultó

01 jul 2024 . Actualizado a las 16:47 h.

Son tan solo 15 segundos, pero la repercusión que tuvo el vídeo —suma ya 19.000 reproducciones e infinitos comentarios— vuelve a confirmar que Carlos Encisa dejó huella en su paso por la directiva del IES Antonio Fraguas, en el barrio compostelano de Fontiñas.

«Hasta aquí llegó mi etapa como director, pero nos vemos, porque sigo siendo profe de tecnología. ¡Ea, finito!», anunciaba el educador en la última grabación colgada por él en la cuenta de Instagram del centro, la red social con la que, desde la pandemia, y en un intento de usar los medios y el lenguaje de los jóvenes, se ganó la complicidad, el aplauso y el respeto de sus alumnos.

 

«La verdad es que estoy aún impactado, y emocionado, por los comentarios que me han dejado. Pensé que iba a pasar más desapercibido, pero es muy gratificante ver que piensan que fui un ''dire cercano" o "preocupado porque las familias estuvieras informadas al segundo''», admite aludiendo a los múltiples mensajes recibidos en la publicación de Instagram, entre los que se puede también leer «como persona y director eres un 10» o «el mejor director del mundo». «Me acuerdo que cuando la cuenta empezó a ganar popularidad alguien me dijo que lo bueno es que no tenía haters. Y eso lo comprobé de nuevo ahora; y es muy bonito ver tantos comentarios positivos», remarca agradecido, aclarando las razones de su adiós.

«Desde el 2016 planteé mi etapa como director para ocho años, en dos periodos de cuatro, sin saber aún que la segunda renovación sería justo antes de la pandemia. Todo ese tiempo fue muy duro, tanto durante el pleno covid, como por la vuelta a las clases, con las separaciones y demás. Es cierto que los últimos dos años ya fueron normales, pero traía cansancio acumulado desde esa etapa y ahora necesito descansar. En enero ya dije que no iba a presentarme. Creo que tendría opciones de renovar, pero necesito parar», subraya.

«Como director hay mucho trabajo administrativo, gran parte confidencial, que no trasciende, pero que, poco a poco, también va agotando. Eso sumado al siempre complicado tema de resolver conflictos entre profesores con alumnos, alumnos con otros estudiantes o padres... A veces, no siempre se consigue solucionarlos o se llega a la solución idónea y te quedas con esa sensación de minifracaso que, poco a poco, va mermando. Pero no hay que negar que, desde el 2016, durante ocho años, tuve muchas satisfacciones plenas, como la de llevar adelante intercambios escolares o excursiones, poner en marcha la sección bilingüe —me matriculé en la escuela de idiomas y al año siguiente empecé a dar clases en inglés— o poder revertir, con distintas iniciativas, el desánimo por la pandemia», destaca, haciendo mención a los años en que su fama se catapultó en Santiago con ideas que acercaron al instituto de Fontiñas a las familias.

El director, que en una entrevista en La Voz en pleno 2020, reconocía que no podía «estarse quieto», se dio a conocer tanto dentro como fuera del instituto compostelano por su afán de acercarse a los jóvenes en el medio en el que están, abriendo una cuenta de Instagram que gestionaba él mismo y en la que tanto contestaba a los alumnos como retransmitía todas las novedades del centro o asombraba con ideas muy celebradas, como la de, justo antes del regreso a las clases tras el covid, hacer un directo desde el instituto para enseñar su interior tras siete meses de cierre.

Con el paso del tiempo y después de crear escuela en Santiago, con otros institutos que les siguieron con más cuentas, ya no dejó de sorprender, incluso animando por Instagram el primer Carnaval pospandemia disfrazado de payaso o rapeando en un vídeo para pedir a los jóvenes que se evitasen aglomeraciones en el centro.

«La experiencia fue muy positiva. Creo que de todos estos años me quedo con un recuerdo, cuando, yendo por la calle con mi mujer, me pararon muchos alumnos y ella, sorprendida, les dijo: ¡Qué aprecio le tenéis! Su respuesta no la olvido: ''Es que nos trata como personas''», resalta emocionado.

«Ese aprecio y cariño es con lo que me quedo de esta etapa. La cercanía no significa que se confundan y no sepan cuál es su sitio y cuál el mío. Ellos siempre tuvieron claro el rol de cada uno. Habría profesores que me decían que a lo mejor vistiéndome de payaso te podrían perder el respeto, pero se vio que no. En mi caso, ellos siempre lo tuvieron claro, y lo agradecieron, al igual que poder comunicarse directamente», razona Encisa, admitiendo el peaje en horas que le supuso gestionar la cuenta de Instagram.

«Merece la pena, pero sí que lleva mucho tiempo. No es algo hablado, pero me imagino que será la próxima dirección la que asuma la cuenta, estando yo ahí para cualquier cosa», señala, avanzando que, desde hoy, el ya director del centro es Alejandro Francisco, el hasta ahora jefe de estudios. «Tres de los cuatro integrantes del equipo directivo estaban ya conmigo», aclara Encisa, quien desde el próximo curso se dedicará por entero a la que fue siempre su vocación, ser docente, quedando incluso en el 2021 entre los finalistas a mejor profesor español. «El premio nunca fue mi objetivo, aunque es muy bonito el reconocimiento, al ser los alumnos los que te nominan», prosigue. 

«Seguiré en el centro; yo estoy ahí para lo que se necesite, aunque este julio para mí ya será distinto», avanza.