¿A qué se debe la fiebre por The Rapants en Santiago?: «En la sala Capitol nunca se vendieron dos fechas en tan pocos minutos»
VIVIR SANTIAGO
El grupo originario de Muros agotó las entradas de los dos conciertos planeados para presentar su nuevo disco
08 feb 2024 . Actualizado a las 10:53 h.Esta semana, la sala Capitol, la más grande de Santiago y una de las más importantes de la comunidad con un aforo de 800 personas, colgó dos veces el cartel de sold out, una el viernes y otra el lunes. En ambas ocasiones, las localidades volaron en unos cuantos minutos, primero en menos de quince y, después, en dos horas, aunque la cantidad de gente en espera hizo que parecieran estar agotadas a partir de los cuatro minutos. ¿Alguien duda, tras leer estas líneas, sobre quienes son los artífices del fenómeno fan made in Galicia más grande del momento? Si The Rapants llevan meses y meses surfeando en la cresta de la ola, por ahora, nadie los va a bajar de ahí. Con tan solo un adelanto de su nuevo álbum disponible en las plataformas de streaming, el grupo ha hecho historia al agotar en tiempo récord la doble fecha planeada para la fiesta de presentación: ¿Qué factores explican la fiebre compostelana por estos cuatro jóvenes de Muros?
En la Capitol no recuerdan a otro grupo gallego que haya llenado dos conciertos consecutivos en tan poco tiempo. El primero será el sábado 23 y, el segundo, el domingo 24. «Este fenómeno que ha ocurrido ahora no ha pasado jamás. Hemos sacado conciertos a la venta que se han agotado en diez minutos y todos los años hacemos dos o tres dobles fechas, pero no suelen ser artistas de aquí», explica Antonio Borrazás, programador de la sala. Han tenido sold outs muy tempranos y grupos que, sabiendo que una no iba a ser suficiente, programaron dos fechas del tirón, pero nunca ambos factores se juntaron de la manera en la que lo hicieron con The Rapants.
«Esta forma tan abismal de vender entradas nos había pasado con alguna fecha única. Los grupos internacionales, con los que hemos tenido más experiencias de este tipo, no hacen dos conciertos seguidos. Planean las giras desde el extranjero e, igual, al día siguiente tienen una cita en otro país. Eso es cosa de los grupos nacionales y de los gallegos, que, si venden todo de una tanda, tienen la opción de sumar una nueva cita», continúa Borrazás. Sin ir más lejos, pone como ejemplo una doble fecha de Quique González el pasado fin de semana. Las entradas se agotaron, pero no con la misma inmediatez que las de The Rapants.
No es la primera vez que anotan un sold out girando por salas. Lo hicieron, por ejemplo, el pasado mes de noviembre en la INN de A Coruña. Puede que la suya sea la enésima baza de la cultura de la inmediatez. Borrazás explica que, años atrás, era impensable que un grupo, ya fuera local u internacional, agotara todas las localidades de una sala en un período de tiempo que apenas da a los seguidores un margen de reacción. Que las entradas hayan durado tan pocos minutos en la plataforma de distribución significa que, desde antes de las doce de la mañana —hora a la que salían a la venta—, había cientos de personas actualizando la página web de forma constante. El consumo, cuanto más rápido, mejor. ¿Quién podría cargar con el peso de haberse perdido el primer concierto de una gira que, como la anterior, promete ser épica?
Un vuelo desde Dublín para ver a The Rapants
Una de estas personas era Anxo, compostelano de veinticinco años que reside en Irlanda. Aunque es fiel seguidor del grupo y ya daba por hecho que las entradas se iban a agotar en algún momento, no pensaba que fuera a llegar tan pronto. Se quedó descolgado de la primera fecha, por lo que para asegurar los pases de la segunda se puso una alarma minutos antes de que dieran las doce del domingo. Como él hicieron otros tantos seguidores y el resultado fue que duraran en el mercado todavía menos que las del primer concierto. «Debí de llegar a las últimas, porque ya no me dejaba seleccionar más de una», explica el joven, cuya idea era comprar también para unas amigas.
Sabía que si esperaba igual no llegaba. Pero, igual, la rapidez tampoco le sirve. Para el concierto quedan casi dos meses y él todavía no sabe si va a poder estar en Santiago por esas fechas. «Justo el domingo a la noche tengo un vuelo directo a Dublín, voy a intentar que alguien con entrada para la primera fecha me la cambie», explica. En las redes sociales es donde se hace más latente la obsesión y la demanda. Desde que se agotó el aforo del primer concierto, un entramado de compra y venta —sobre todo de personas preguntando si, por algún casual, alguien tenía entradas de más— comenzó a florecer en Twitter.
«A las doce menos cuarto yo ya estaba en la página preparada para lo que pudiera pasar», explica Laura Carrera, otra seguidora del grupo. Explica que, a partir de menos cinco, se organizó «una especie de cola virtual» con todas las personas que esperaban para la venta. «Ao dia anterior estabamos falando ela, eu e mais outra amiga de coller as entradas. Nós pensábamos que se non as collíamos ese mesmo día no pasaba nada, que quedarían para mais adiante. Sorte que Laura quixo collelas con antelación, porque se non estaríamos sen elas», continúa Ana, una de sus amigas.
Para señalar los factores que les han catapultado a la cima, los que les conocen apuntan al boca a oreja. Con ellos pasa lo que ha pasado siempre: alguien los ve, le gustan y lo dice por ahí. También apelan a su forma de ser, muy cercana y amigable con los fans. En las redes sociales, por ejemplo, interactúan constantemente con sus seguidores y, en los conciertos, se dirigen directamente a ellos en medio de las canciones. Aunque por norma general la música indie y de guitarras sea un estilo reducido a unos pocos nichos, The Rapants traspasan las fronteras. Hacen melodías pegadizas y bailables con letras que apelan a todo el mundo.
A su éxito contribuyó, también, su amplia presencia en los festivales gallegos de este verano. Tocaron en algunos de los más grandes de la comunidad, como O Son do Camiño y el Noroeste. En este tipo de eventos se da un factor que no existe en otros lugares: «Dar concertos en salas é mais punki. Os festivais son para lucirse, para chegar a xente que aínda non te coñece», explicaban a La Voz en una conversación tras su actuación en O Son do Camiño. Contaron también que, mientras tocaban, se dieron cuenta de que algunas personas situadas en las primeras filas estaban allí esperando a los artistas de la noche, en aquel caso, a Bizarrap.
Lo que no sabían era que su directo enérgico y divertido había capturado también a los amantes del reguetón. Durante los días que duró el festival, La Voz contó la historia de algunos jóvenes que asistieron sin conocerlos y que terminaron convertidos en fans. «Descubrimos a The Rapants, algo muy distinto a lo que solemos escuchar. No los conocíamos y nos encantaron», confesaba una joven que asistió a su concierto para coger sitio para el de después. Tocaron a las cinco de la tarde, con más de treinta grados y sin sombra para resguardarse. Aún así, el foso estaba lleno.
Xanma, Xaquín, Matías y Samuel son originarios de Muros. No obstante, aunque su localidad natal está completamente implicada en su proyecto, despiertan el interés de los compostelanos como si se tratara de hijos adoptivos de la ciudad. Las personas que los conocen apuntan a que, al igual que ellos, gran parte de su público es gente joven. Por eso Santiago, ciudad universitaria por excelencia, agrupa a una muestra considerable de sus seguidores.
El primer adelanto de su nuevo álbum, La máquina del buen rollo, es una canción dedicada a la discoteca Blaster, una de las más concurridas por los estudiantes. Bajo el nombre de Blasterw4u, el cuarteto describe una noche en el mítico local. «Eu sigo en Blaster waiting for you —en gallego, la frase significa ‘esperando por ti'—, na lúa eras menos complicada. Cántoche temas para reír porque toda esta música está inventada», entonan en un estribillo que promete sonar más de una vez en el local. Pero, ¿por qué Blaster y no cualquier otra discoteca de Galicia? La respuesta es fácil: «Porque é a nosa favorita», sentenciaba el grupo en una conversación reciente con este periódico.
Un bum de la música gallega
Antonio Borrazás, programador de la sala Capitol, apunta al buen estado de salud del que goza en este momento la música gallega. «Que un grupo de aquí haga un sold out es un orgullo. Cada vez, lo hace más», explica. Aunque tacha lo de The Rapants como algo excepcional, cree que hay otros grupos capaces de agotar entradas: Mondra —que ya hizo el año pasado un sold out en la Capitol el día antes del concierto—, Fillas de Cassandra, Tanxugueiras… Estas últimas, por ejemplo, hicieron historia el pasado mes de diciembre al agotar todas las entradas en un concierto en el Coliseum de A Coruña, con aforo para más de 8.000 personas. Olaia, Sabela y Aida se convirtieron en las primeras personas en llenar este recinto —el más grande de todo el noroeste peninsular— cantando en gallego.