El local de comidas de Bertamiráns que sirve a diario casi 200 menús del día y factura al año un millón de euros

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO DE COMPOSTELA

VIVIR SANTIAGO

Tropic Burguer abrió hace 30 años y creció a medida que la capital de Ames aumentaba en población. Con 14 trabajadores, arrastra a clientela incluso desde Santiago con su café de especialidad

04 jun 2023 . Actualizado a las 19:34 h.

Fue a mediados de mayo cuando se dio a conocer el informe Ardán 2023 que, con datos auditados del ejercicio 2021, aclaraba qué facturación habían tenido los restaurantes en el primer año tras la llegada de la pandemia y apuntaba que nueve de ellos superaban la barrera psicológica del millón de euros. En esa lista, comandada por Puertosere -McDonald´s en Santiago-, se colaba, junto a grandes franquicias y nombres destacados de la hostelería compostelana, un local de Bertamiráns, Tropic Burguer, que, a continuación de Lucía Freitas, alcanzaba, según el informe, los 854.579 euros, una suma que, para su responsable, Alberto Sar, incluso se queda corta. «En el registro figura que el local superó ese año el millón de euros», defiende, mostrando el dato.

El hostelero, nacido en Rois, pero afincado desde hace tres décadas en Bertamiráns, razona el éxito del local, que lo ha llevado a destacar en el informe. «La base es la constancia, no estancarnos, evolucionar a medida que esta localidad crecía. Mis padres lo abrieron ya hace 30 años», evoca Alberto sobre sus orígenes. «Nació como hamburguesería, de ahí su nombre, que ya no cambiamos. Al principio, en 1993, estaba situado en la avenida da Maía. La calle actual (Rueiro) aún era solo tierra», describe, incidiendo en el rápido crecimiento que experimentó la localidad de Ames, sobre todo a partir del cambio de siglo, uno de los motivos que apuntalaron el éxito del local de comidas.

«Mis padres empezaron sirviendo hamburguesas y bocadillos, pero, ya sobre el año 1995, incluyeron el menú del día, una buena oferta para los muchos obreros que había en la zona, y que ayudaron a edificar la localidad», reflexiona el hostelero, de 39 años. «En el año 2000 ya nos vinimos para la nueva ubicación, y en los siguientes hicimos reformas y lo ampliamos porque nos hacía falta», describe desde un local de 450 metros cuadrados.

«Apostamos por también ir aumentando la oferta en el menú del día. En la actualidad podemos ofrecer hasta siete entrantes, ocho platos principales y otras tantas posibilidades de postre por 13 euros. La gente valora la variedad, la relación calidad-precio. Por semana entre 180 y 200 personas comen aquí. El fin de semana es también necesario reservar», subraya agradecido a la fidelidad y a la heterogeneidad de la clientela. «De lunes a viernes nuestro público son sobre todo, trabajadores, pero el fin de semana esto se llena de gente joven», remarca, aclarando los cambios que, para el local, trajo la pandemia.

«Tras el covid, reconduje horarios. Entre semana, cerramos después de las comidas, a las 17.00 horas, solo aguantando hasta la madrugada los fines de semana. Lo hice tanto por la clientela, que, por semana, dejó más de consumir por la tarde, como para que los 14 trabajadores del negocio pudiésemos conciliar», apunta, poniendo el foco en ellos.  «Creo que uno de los factores que influyeron en que retengamos a gente es la familiaridad. Varios empleados llevan en el local 20 años. Cuando entra alguien, ya sabemos lo que hay que servir. Yo soy uno más», asegura.

«Ahora, junto a las comidas, nos enfocamos más en los desayunos, abriendo a las 07.00 horas», afirma, enlazando con otro de los factores que les dio popularidad. «Junto a las tostas o los boles de yogur, algo que a primera hora llama la atención de la gente son los cafés de especialidad, no tan extendidos aún en Bertamiráns y que nosotros introdujimos hace dos años. Su sabor o el ver que con ellos no se consume azúcar, atrajo. Los fines de semana desayunan aquí hasta 140 personas e, incluso, se acerca gente de Santiago», sostiene, alabando unos cafés, ahora en tendencia, que contienen granos únicamente de la variedad arábica y tienen una puntuación de más de 80 puntos sobre 100 de acuerdo a un sistema internacional para evaluación de calidad. «Trabajamos mucho y creo que evolucionamos con los gustos. Estamos atentos a las novedades, no solo de aquí. A mí es algo que me gusta», admite Alberto, quien, tras estudiar Hostalaría, trabajó fuera.

A su vuelta a Ames fue cuando asumió el mando de un negocio que, tres décadas después, se consolida. «Si analizas los restaurantes que, junto a las franquicias y las grandes marcas, figuran en el informe Ardán ves que, junto al trabajo, también apuestan por la innovación, por estar al día, por actualizarse. Eso, y sobre todo el contacto diario, fue otra de las claves», destaca agradecido.