El enigma de la secuencia que encierran las escaleras de la rúa da Carricova, en Santiago

VIVIR SANTIAGO

Xoán Soler

¿Siguen sus escalones la cadencia de los años santos? Muchos vecinos de este callejón que sube de la rúa de San Pedro aún se lo preguntan. Dos de los expertos en la zona se pronuncian

19 abr 2023 . Actualizado a las 14:04 h.

Un ascenso desde la compostelana rúa de San Pedro por las escaleras de la rúa da Carricova, situada entre los números 97 y 99, permite ir contando en alto la secuencia de sus cuatro secciones. Hasta llegar al primer rellano de este callejón hay once escalones; hasta llegar al segundo, seis; para llegar al tercero se necesita subir cinco; y para alcanzar el alto, que permite enlazar además con la unión con la rúas do Medio, da Angustia y do Rosario, otros seis. Una cadencia -11,6,5,6- que coincide con los intervalos en los que se celebra en Santiago los años santos o, lo que es lo mismo, el salto temporal entre los años en los que el día del Apóstol, el 25 de julio, cae en domingo.

¿Casualidad o no? ¿Mito o realidad? La publicación de un tuit de un profesor de Xeografía de la USC, Miguel Pazos Otón, ha vuelto sembrar la duda sobre una coincidencia que muchos vecinos de San Pedro conocieron ya en el año 2020.

Fue a finales de ese año de la pandemia cuando el salesiano gijonés Eugenio González, profesor emérito del Instituto Teológico Compostelano y vicario de la compostelana parroquia de San Pedro, publicó su libro A Santiago por San Pedro, en el que revela muchas de las vivencias y historias de este barrio que él conoció cuando solo tenía 16 años. «En ese momento yo vivía con un familiar que hacía de guía para los peregrinos franceses; con él supe muchas de las anécdotas y leyendas de esta zona. Luego, además de impartir catequesis, fui profesor de historia, algo que me fascina», explica González desde la propia rúa da Carricova, de cuya curiosa historia se hace eco en el título, y sobre la que se pronuncia. «El pasaje en el que recojo la coincidencia de los escalones con los años santos fue de los que más sorprendió a los vecinos, y por el que más me preguntaron. ¿Fue hecho adrede? ¿Genialidad del arquitecto o le salió por casualidad? Yo investigué mucho, pero no llegué a ninguna conclusión. Lo único cierto es que es así. Si me tuviese que pronunciar diría que es difícil hacer de esa forma la secuencia si no se pensó antes», defiende González, admirado por su construcción. «De confirmarse su intencionalidad, también se corroboraría que su autor era un erudito del Camino y de la historia; que quiso dejar su huella», añade el vicario parroquial de San Pedro.

Eugenio González, vicario de la parroquia de San Pedro, en la escalera de la rúa da Carricova
Eugenio González, vicario de la parroquia de San Pedro, en la escalera de la rúa da Carricova XOAN A. SOLER

Santiago Losada, Paletó, cronista oficioso de Compostela y fuente inagotable de dichos, recuerdos, direcciones, fechas históricas, tradiciones o leyendas, se decanta, sin embargo, por la simple «casualidad». «Yo soy vecino de esta zona desde el año 1968 y, sin embargo, aún me di cuenta de ello hace 25 años. Yo creo que el que construyó la escalera buscó que siguiese la misma situación o línea de las casas de esta rúa», defiende Paletó, aclarando, además, cuándo se pudo levantar.

«Esta calle se llama da Carricova porque, en lo alto, la empresa Freire era donde tenía las cocheras para sus diligencias o carrozas. Hasta el principio de la década de los años 60 realmente aún no había escaleras; era una rampa que llevaba a ese aparcamiento. En gallego Carricova significa descenso brusco», remarca Santiago Losada, incidiendo en la falta de propósito de la coincidencia. «Es una casualidad, aunque es innegable que a todo el mundo le sorprende», concede divertido.

«Llama la atención, igual que muchas de las vivencias que encierra el barrio», corrobora Eugenio González. «El libro A Santiago por San Pedro lo compraron sobre todo vecinos que querían conocer su historia, o regalárselo a familiares que también vivieron aquí», añade agradecido ante el reclamo que tuvo su volumen, de fines solidarios. «Los 800 ejemplares se agotaron rápidamente», aclara.

«En el título otro capítulo que tampoco pasó desapercibido fue en el que relato la historia de la iglesia de San Pedro, de la que solo queda un recuerdo de lo que llegó a ser. Se conocía como iglesia de San Pedro das aforas, porque estaba fuera de las murallas de la ciudad histórica. Sus antiguas piedras se utilizaron para tapar el cementerio de A Quintana dos mortos», desliza con entusiasmo, antes de volver a la rúa da Carricova, de la que muchos vecinos afirman que tiene la «señal de prohibido más bonita de la ciudad». «Esta calle mide tan solo 64 metros de longitud, pero tiene mucha historia», concluye ilusionado. 

XOAN A. SOLER