La cafetería de Santiago que tiene su propio grupo de fans: «El día que las torrijas de El Cafetín cambiaron mi vida»

O.S. SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

El local, cercano al Parlamento, se da a conocer desde hace años por sus desayunos y menús, en los que destaca este postre. «Que alguien de Madrid te diga que aquí comió las mejores torrijas de su vida es un orgullo», comenta una de las dueñas

03 abr 2023 . Actualizado a las 10:25 h.

A medida que se acerca la Semana Santa, cada vez son más las cafeterías y restaurantes que incluyen en su menú las torrijas, ese postre, hace años no tan habitual en Santiago, que poco a poco come terreno. Una prueba de ello está en El Cafetín, el local situado en la rúa de Ramón Piñeiro, próximo al Parlamento de Galicia, una cafetería que desde que abrió, en el año 2010, sorprendió con su apuesta diaria por este dulce contundente. «Al principio a la gente sí que le chocó que lo introdujésemos, pero para nosotros era algo habitual; siempre lo habíamos visto hacer en nuestras casas», explica Socorro Vedo, dueña de la cafetería junto a Victoria Ledo, la cocinera y artífice del postre. «Nosotras dos somos de la zona de Valdeorras y de Lalín. Tampoco es que en ambas hubiese gran tradición de las torrijas, pero nuestras madres las hacían y nosotras ya las empezamos a ofrecer en un primer establecimiento que abrimos en el 2004 en la rúa Galeras, Comer e rascar. Ese negocio duró poco. Luego nos formamos en otros establecimientos, hasta que en el 2010 quisimos probar de nuevo suerte aquí. Desde el principio nos fue bien y no dudamos en incorporar las torrijas en el menú. Se corrió la voz», encadena con satisfacción Socorro mientras atiende una cafetería que conserva mucha clientela fiel. «Nosotras ya los conocemos como los cafetines», desliza sonriendo.

«Desde el principio trabajamos muy bien tanto los desayunos, al estar ubicados en una zona de muchas oficinas, junto al Parlamento o el Consello de Contas, como los menús del mediodía. Hay platos aclamados, como la tortilla, pero lo que siempre llamó la atención fueron las torrijas. Creo que en ese momento no había tantos negocios de Santiago que las ofreciesen», comenta Socorro, razonando el éxito. «A Victoria le salen muy jugosas. Ella les da un toque personal. Las torrijas las hacemos con pan de la pastelería Flor y Nata. Ella ya las mete muy mojadas en la sartén», aclara con orgullo, rememorando cómo tan solo tres años después de la apertura del local, de apenas 50 metros cuadrados, una clienta ya quiso dejar constancia en Facebook de su pasión por el arte de Victoria. «Abrió un grupo del que nos hizo gracia, sobre todo, el nombre: El día que las torrijas de El Cafetín cambiaron mi vida'. Nos gustó mucho la iniciativa. Aún está activo, aunque ahora casi todo se mueve por Instagram», argumenta agradecida.

«A través del grupo nos llegó gente de fuera de la localidad que lo localizaba. Aún me acuerdo de un turista americano que nos vino a preguntar por las torrijas. Había también un madrileño, que pasaba temporadas en Santiago, y al que le coincidió un día comer aquí rabo de vaca y torrijas, y dijo que eran las más ricas que había tomado en su vida. Que nos lo comente alguien de esa comunidad, donde hay mucha tradición, es un orgullo», recuerda Socorro.

«Al principio todos los días ofrecíamos torrijas. Ahora, para intentar variar el menú para la clientela -habitual-, las ofrecemos de forma aleatoria aunque a medida que nos aproximamos a la Semana Santa ya las introducimos casi a diario», aclara, recordando que, cuando la gente reserva el menú por la web, algo que siempre se solicitan son las torrijas. «Hay días que llegamos a preparar 50, y se agotan. Aquí ya son casi una religión», apunta feliz. «Había conselleiros que también las pedían», concluye sonriendo.