La compostelana de 25 años que busca la igualdad en la Iglesia este 8M: «Por que Deus ten que ter forma de home?»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Las mujeres de Exeria concentradas en la Quintana el pasado domingo.
Las mujeres de Exeria concentradas en la Quintana el pasado domingo. Bea Villar y Celia López

Desde los 19 años lleva vinculada a la asociación Exeria, que persigue terminar con la invisibilización de la mujer y que consiga un papel más importante en el plano teológico

08 mar 2023 . Actualizado a las 16:58 h.

Clara Baliños Vidal tiene 25 años y lleva desde los 19 vinculada a la Asociación de Mulleres Cristiás Galegas (Exeria), a día de hoy formando parte de su coordinadora. Desde toda la vida se ha sentido vinculada cultural y espiritualmente al cristianismo y a Dios, «e aínda máis cando descubrín ás mulleres fantásticas que forman Exeria». Su fe no le impide, contra los estigmas actuales, definirse como una persona progresista y, ante todo, feminista. 

Así lo es también la asociación de la que forma parte, que busca la igualdad entre hombres y mujeres dentro de la Iglesia católica. Poco a poco ha ido consiguiendo avances, que le han valido para recibir este lunes el premio Mulleres de Compostela que otorgó el Concello de Santiago en el Auditorio: trabaja activamente en numerosas actividades, pelea y se manifiesta y hasta ha conseguido inaugurar una escultura de la mujer que lleva su nombre, Exeria. Ella fue la primera peregrina mujer, que en el siglo IV viajó a los grandes lugares sagrados para aquel primer cristianismo desde Galicia, o su área geográfica, de donde se supone que era.

Representantes de la Asociación de Mulleres Cristiás Galegas suben a recoger el premio en el Auditorio de manos del alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, y de la portavoz municipal del BNG, Goretti Sanmartín.
Representantes de la Asociación de Mulleres Cristiás Galegas suben a recoger el premio en el Auditorio de manos del alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, y de la portavoz municipal del BNG, Goretti Sanmartín. Concello de Santiago

Como el de Exeria, Clara también ha vivido su propio viaje dentro de esta asociación y a través de su pensamiento. «O desfasada que está a Igrexa institucional en moitos aspectos foi o que me alonxou dela, o que me fixo separarme de sentimentos que sempre tiven. Dende pequena estiven moi ligada a ela, ata o punto de que a día de hoxe non entendo a miña vida se non é a través da fe». Esos momentos de dudas la han hecho más fuerte, «e tivo moito que ver Exeria, que me bridou de novo un sentimento de pertenza que non atopaba, conduciume de novo a formar parte dun grupo».

La Iglesia, bajo su punto de vista, en ningún caso debe desprenderse de todavía más gente por ser como son, «que xa bastantes poucos fieis ten». Es por ello que Clara Baliños aboga por una institución inclusiva, «que mesmo resulte atractiva para persoas laicas, xa que todos somos fillos de Deus». En ese mismo sentido, le parece, como persona progresista, que la cúpula eclesiástica debe empezar a contar con todos los tipos de personas y de familias, «pois todas deixan pegada na sociedade e Deus está nelas, no amor». En este sentido, no le parece viable a día de hoy que se sigan tomando al pie de la letra determinados textos bíblicos que ya no es que hayan sido escritos hace dos mil años, «é que beben de tradicións orais anteriores».

«A palabra de Xesús é feminista»

En este mismo sentido, Clara Baliños tiene claro que el mensaje de igualdad que deja Cristo se aplica, también, a las mujeres, del mismo modo que a toda la sociedad. «O propio bautismo é unha representación desa igualdade. Antes de que chegasen Xesús e San Xoán Bautista con esa práctica, o rito de iniciación á relixión, o xudaísmo, era a circuncisión, cousa que tan só podían facer os homes por razóns evidentes. O bautismo igualou a todos e por primeira vez as mulleres puideron formar parte da relixión e case da sociedade, pois a todas as persoas nos poden botar auga pola cabeza».

Ahora bien, afirmar que «a palabra de Xesús é feminista» no le impide diferenciarla del comportamiento de la Iglesia actual. «Deixou no camiño á metade da poboación, pois unha muller para a cúpula eclesiástica é menos ca un home ata o punto de que nos tratan coma menores de idades: non podemos oficiar, prácticamente non formamos parte do estudo da teoloxía, estamos reducidas a funcións menores dentro da Igrexa».

De hecho, la invisibilización que se ha hecho de muchas mujeres históricas dentro del cristianismo ha hecho carecer de referentes a muchas jóvenes como Clara Baliños, «pois as súas mensaxes foron amoldadas para que foran cómodas ou ben foron literalmente borradas». No hay más que ver el caso de la propia Exeria, que fue redescubierta siglos después de sus peregrinaciones.

Va más allá, llegando los focos problemáticos hasta el propio cuerpo de las mujeres, que «molesta». Clara se pregunta a qué viene ese control sobre las prendas de vestir, por ejemplo, porque no considera que tenga sentido que tengan que ir «tapadas, sen poder ensinar nin un ombreiro» cuando es una parte más de su anatomía. En este sentido, se pregunta incluso «por que Deus ten que ter forma de home» cuando numerosos filósofos religiosos eran capaces de verlo «en todas as partes da natureza».

Por todos estos motivos, desde Exeria reclaman cambios de calado en la Iglesia que permitan revertir todas estas carencias históricas que han venido viviendo las mujeres. «O primeiro sería a capacidade de ser un suxeito de pleno dereito, algo básico, pero que non se cumple e deixa ás mulleres sen voz nin voto». A partir de ahí, todo lo demás vendrá rodado.