La familia de Malta que rescató un piso oscuro del casco histórico de Santiago y lo convirtió en uno de revista

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

La vivienda, de más de 200 metros cuadrados, se encuentra en la segunda planta de un edificio con vistas a la Cidade da Cultura. Sus propietarios son un maltés y una compostelana. Él, de joven, prometió ir a buscarla a Santiago, y lo cumplió

04 feb 2023 . Actualizado a las 00:48 h.

Sigue muy vinculada a Santiago, su localidad de origen, una querencia que le animó, a pesar de llevar décadas en Malta, a buscar aquí su «vivienda soñada», en la que pasa largas temporadas junto a su familia. «Ella anhelaba que su vivienda estuviese en la zona monumental. Tras años de búsqueda, vio una posibilidad en un piso que, previamente, se había unido a otro contiguo. Se puso en contacto con nosotros y lo reformamos», explica con satisfacción Maica Iglesias, la interiorista y decoradora responsable de Myka Deco, el estudio, con sede en Compostela, que ha firmado en los últimos meses distintas obras en la ciudad, como la de la peluquería Mum, en la esquina entre Alfredo Brañas y República Arxentina, y aún acomete la reforma del amplio local que tenía Toxo en la rúa Xeneral Pardiñas.

«La propietaria sabía lo que quería; tiene gustos muy definidos. Desde el primer momento hubo conexión, nos entendimos y empatizamos», añade Maica, accediendo a relatar la emotiva historia que unió a la familia. «Ella, de joven, fue a estudiar inglés a Malta. Allí lo conoció. A su vuelta a Compostela, él le prometió que la iba a ir a buscar, algo que nunca crees, pero que en su caso se cumplió. Se plantó en Santiago y desde entonces siguen juntos. Tienen tres hijos. Toda la familia disfruta de la ciudad», apunta la interiorista, centrándose ya en la obra, que su estudio finalizó en el año 2021 y que, en poco más de un año, ha logrado sumar protagonismo y elogios en varias publicaciones de diseño.

Los propietarios del inmueble
Los propietarios del inmueble

«Con la propietaria fue todo muy fácil, aunque el proyecto era complejo», contrapone Maica al hablar de la reforma integral de un piso que ocupa la segunda planta de un edificio enclavado en pleno casco histórico compostelano, con la que se buscó adaptarlo a las necesidades de sus nuevos dueños, entre ellas, estancias amplias, una gran luminosidad o que cada hijo tuviese su habitación. 

 «Antes de la intervención, la vivienda contaba con una compartimentación excesiva, propia de la época, que daba lugar a estancias angostas y oscuras. Al lado de la cocina había como una habitación para el servicio doméstico. Los revestimientos de las paredes, ya fuesen con papeles o azulejos, se encontraban en mal estado. En el caso del suelo, a los signos de desgaste se sumaba la presencia de acabados que resultaban disonantes entre sí», detalla Maica, explicando que entre lo poco que se conservó de la estancia original quedan «la piedra original, los techos altos, las contraventanas de madera y el hueco que había para la chimenea, que se hizo nueva». «La fachada tampoco se modificó al estar protegida por directrices de conservación del patrimonio histórico», añade.

«En su interior se tiró casi todo. Se eliminaron tabiques innecesarios para crear ambientes más diáfanos, abiertos, en los que la luz natural y las vistas, tanto del casco histórico como de zonas como la Cidade da Cultura, tuvieran protagonismo», remarca Maica.

«De los más de 200 metros cuadrados del piso se trazó una división entre la zona pública, compartida por un recibidor, la cocina con anexo, el comedor, el salón y un aseo, y la privada, con un despacho, dos suites, dos dormitorios y un baño», aclaran desde el estudio Myka Deco. «El centro neurálgico es el comedor, y el espacio que lo rodea», subraya, enfatizando su gusto por la cocina, para la que el estudio escogió a otra firma compostelana, como es Santiago Interiores, distribuidor de Santos. «Llevo años trabajando con ellos y su línea encajaba muy bien en este proyecto. Toda la casa tenía un aire contemporáneo. No le pegaba una cocina blanca, clásica, convencional, sino una rompedora, con carácter, una opción que le presentamos a la dueña y le encantó. Al cerrarse la cocina con unas puertas correderas acristaladas, que incorporan perfiles de hierro negro, y al ser las patas de la mesa de ese mismo color, optamos por un modelo de cocina en esa tonalidad. Así ganaba todo en armonía», aclara. «Con Santiago Interiores también trabajamos en una estancia anexa, en la lavandería y despensa, con un mobiliario que también se ajustaba, aunque en una tonalidad más clara», precisa.

«Algo que nos llamó la atención fue ver que la hija pequeña, de tan solo 12 años, tenía, como su madre, unos gustos muy claros. Sabía que quería un cabecero turquesa, luces led debajo de la cama. A esa edad no es tan habitual. Las habitaciones de los hijos se definieron según sus estilos. Hay una en la que cobra protagonismo una guitarra...», comparte risueña.

«En la vivienda, por ahora, no incorporamos ningún elemento de Malta, aunque la dueña nos pidió enmarcar en un pasillo un pañuelo de seda que adquirió allí y que lleva escritos todos los apellidos de ese país, entre ellos, el de su marido», señala la decoradora.

Cedida | Héctor Santos-Díez

«Ella supervisó todo a distancia. Aún así, y a pesar de conocer los avances, se emocionó cuando en el 2021 pudo entrar por primera vez y pasar en el inmueble sus primeras Navidades. Ya dijo: ‘'Esta es mi casa''», remarca agradecida. «Alucinamos al ver que hasta tres revistas, dos de diseño, ya se hicieron eco de la reforma. Da gusto poder rehabilitar uno de esos tantos pisos del casco histórico compostelano con muchas posibilidades. La familia sabía desde el principio que las tenía, y lograron llevarlo adelante», concluye.

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